Opinion | 01 Dic Tras regresar al país luego de su viaje no oficial a España, el presidente José Mujica restó importancia a la ola de conflictos sindicales que se está registrando desde hace ya varias semanas –por lo menos de esta intensidad, desde que los reclamos se suceden desde hace mucho tiempo, tanto en el ámbito estatal como privado-- afirmando que “es un boleto tener un patrón de izquierda”.
Esta reflexión al paso el mandatario la deslizó cuando las movilizaciones se multiplican esta semana, ya que en la administración central, la banca oficial, la Universidad de la República, la Fiscalía Civil y la Intendencia de Montevideo, entre otros ámbitos, se realizarán paros que se suman a los tres días de paralización realizada por los escribanos.
Al ser consultado sobre los conflictos sindicales tanto en el sector público como el privado, Mujica manifestó ya en el Aeropuerto que “es un bollo tener un gobierno de izquierda, es un boleto, porque respeta hasta el cansancio los derechos de la gente”, y consultado sobre cuando cree que culminarán los conflictos, respondió que “siempre que llovió, paró”.
Claro que mientras la lluvia no pare hay que soportar aguaceros, inundaciones y en los casos extremos, escenarios del tipo del diluvio bíblico, llegado el caso, además de la incertidumbre que se vive mientras sigue lloviendo y nunca se sabe cuando va a aparecer el sol y lo que se va a encontrar cuando se disipen las nubes.
Así, en estas horas el sector banca oficial de AEBU resolvió volver a afectar el Clearing de cheques, los bancarios cerraron las cajas del Banco República antes del horario habitual, mientras esperan una convocatoria del Ministerio de Trabajo para continuar las negociaciones. Los funcionarios de la Fiscalía Civil ocuparon por cuatro horas el edificio sede de la calle Sarandí de Montevideo en reclamo de mayor presupuesto, y por otro lado Adeom tiene previsto comenzar hoy un cronograma de paros sectoriales, en protesta por la propuesta de ajuste salarial que presentó la Intendencia de Montevideo. En el colmo del absurdo, el ballet del bailarín argentino Iñaki Urlezaga deberá actuar con música grabada cuando presente “La Traviata” el 2, 3, 4 y 5 de diciembre, debido al paro de municipales que impedirá la participación de la Orquesta Filarmónica de Montevideo.
A ello debe agregarse que la asamblea de la Asociación de Funcionarios Judiciales decidió aceptar la fórmula de incremento salarial presentada por los legisladores del Frente Amplio y suspendió las medidas sindicales. No obstante, el gremio continúa en conflicto hasta que la ley de Presupuesto sea ratificada por la Asamblea General, a efectos de que se consagren las mejoras salariales acordadas.
Esta es apenas una pequeña muestra de las movilizaciones que mal que pese a Mujica y a su reflexión filosófica, han sido estimuladas por el gobierno de izquierda contra el cual es un “bollo” o un “boleto” encarar medidas de fuerza, porque no solo se obtiene más temprano o más tarde lo que se está reclamando, por más insólito que parezca, sino que además la mayoría de las veces en el Estado no se descuentan las horas y días no trabajados, por lo que en realidad las medidas de fuerza son vacaciones pagas que se toman los funcionarios mientras se espera que se les concedan sus reivindicaciones.
El punto además es que quienes más reclaman son quienes más tienen, están en mejor situación y mejor organizados, es decir que ostentan las mayores concesiones y privilegios, en tanto para los sectores sumergidos, sobre todo del ámbito privado, no es ningún “boleto” obtener lo que se reclama, que al fin de cuentas es infinitamente más atendible que la larga lista de beneficios que siguen sumando sus colegas dentro del Estado.
La apreciación del presidente es por lo tanto muy light respecto a un escenario que distorsiona el funcionamiento del país y que siempre termina afectando a los sectores que generan la riqueza, pero además no es cierto que la izquierda respeta los derechos de la gente, desde que los paros y las movilizaciones en determinados ámbitos vulneran también derechos de otra gente a la que sin embargo no se defiende.
Además debemos tener presente que este no es un “boleto” de dos pesos, sino que significa que cada uno de los uruguayos que no gozan de inamovilidad, de la larga lista de feriados y de condiciones de trabajo muy livianas, por decir lo menos, como ocurre en el Estado, deberá sacar cada vez más dinero de sus bolsillos para pagar esta “fiesta” de beneficios arrancados al un gobierno blando y permisivo a través de las movilizaciones, que tal vez más o menos podrá afrontarse en esta coyuntura de bonanza, pero que nos va a dejar a todos con las ruedas para arriba tan pronto el escenario internacional favorable cambie, como suele suceder. Y ahí sí el “boleto” se va a transformar en un fardo muy difícil de cargar, aunque de esto los beneficiarios y quienes los protegen no quieran ni hablar.