Opinion | 02 Dic La Comisión de
Lucha contra el Sida (Conasida) presentó los datos de la evolución de la enfermedad en el país al conmemorarse en la víspera el Día Mundial de Lucha contra el Sida bajo el lema “Sí a la prevención, no a la discriminación”. De acuerdo a la información proporcionada por el Programa Prioritario Infecciones de Transmisión Sexual y VIH del Ministerio de Salud Pública (MSP), en Uruguay existen 9.443 casos de VIH acumulados hasta julio del 2010 y unos 3. 000 casos de SIDA y las muertes son de 200 casos por año.
El VIH Sida en Uruguay es una epidemia concentrada que tiene una prevalencia en la población en general de 0,42%, o lo que es lo mismo, cada 10.000 uruguayos existen 42 personas viviendo con VIH.
Las Naciones Unidas, a través de su coordinadora residente en Uruguay, Susan Mc Dade, elogió los avances obtenidos por nuestro país en la lucha contra esta enfermedad.
Sostuvo que Uruguay está en “otra categoría” en comparación con otros países de América Latina en materia de tratamiento del VIH y valoró la existencia de cobertura médica para los infectados y el haber podido frenar la transmisión de madre a hijo.
Lo más significativo de la estadística es que la enfermedad se presenta en edades mayores, lo contrario de lo que venía sucediendo. Esto tiene que ver con los tratamientos anti retrovirales que son cada vez más efectivos y hacen que el VIH se convierta en enfermedad crónica, dijeron los especialistas locales.
La problemática para Uruguay son las poblaciones vulnerables, que es el sector donde se concentra la epidemia. Para ilustrarlo cabe señalar que a nivel general se dan 42 casos cada 10.000 habitantes; mientras que en población vulnerable con prácticas de mayor riesgo (trabajadores sexuales, usuarios de drogas o personas privadas de libertad), la cifra es de 35 cada mil habitantes, 8 veces más.
Las autoridades reconocen que el esfuerzo y el destino de recursos ha estado focalizado en la cobertura de tratamientos tanto en el sector privado como público y existen dificultades para mejorar la prevención.
Por eso mismo, es preocupante la decisión de reducir el presupuesto para la educación sexual y reproductiva en las escuelas ya que está comprobado su efectiva acción en lo que respecta a la educación y formación de conciencia en temas como la salud. Es uno de los aspectos que no hay que descuidar a nivel de la población en general pero, a la vez, es necesario trabajar para mejorar en prevención en los grupos de riesgo. Y no solo hay que poner énfasis en el Sida, también es fundamental explicar la seriedad y alcance de las demás ETS. Son metas posibles que consolidarán los avances logrados hasta el momento.