Paysandú, Miércoles 08 de Diciembre de 2010
Rurales | 02 Dic En el primer semestre del año que viene Uruguay tendrá pronta la primera versión de la huella de carbono de los tres principales productos de exportación del país: carne, arroz y leche. Fue confirmado por el director de la Unidad de Cambio Climático del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, Walter Oyhantçabal, durante el Congreso del Campo al Plato desarrollado en el LATU.
El técnico explicó la contribución de la producción de carnes en el mundo al calentamiento global y el cambio climático, lo cual está generando que surjan demandas de los mercados para cuantificar ese impacto. Por ello surgió la huella de carbono, que permite medir todos los efectos de gases de tipo invernadero que se generaron en todo el proceso de producción, industrialización y transporte de la carne hasta que llega al consumidor.
Indicó como uno de los factores importantes a favor de los sistemas de producción de carne nacional que “no generamos deforestación, que es una gran fuente de emisiones de gases de efecto invernadero. Además predominan procesos naturales, con poca utilización de insumos --casi sin fertilizantes nitrogenados en pasturas naturales--, lo que hace todo un perfil de atributos que denominamos valor agregado ambiental. Esta información debe ser incorporada al producto, de igual manera que se hizo con la inocuidad y la trazabilidad”.
Exigencias
Los mercados internacionales de alimentos se están viendo crecientemente involucrados en exigencias relacionadas con los impactos ambientales y con la mitigación del cambio climático. Se apela cada vez más a la responsabilidad de empresas y consumidores en sus decisiones de compra y eso conlleva la necesidad de informar y etiquetar.
Es previsible que las cuestiones ambientales y el combate del cambio climático se asocien cada vez más con la competitividad exportadora de bienes agropecuarios (mayormente en términos de posibilidades de acceso a mercados importantes).
Adicionalmente, intereses comerciales pueden camuflarse detrás de consideraciones ambientales, llevando a amenazas de tipo para-arancelario y aún arancelario. En este contexto, se habla crecientemente de huella de carbono.
Este concepto está siendo incorporado por grandes cadenas de supermercados de Europa (Tesco, Casino) y Estados Unidos (Wal-Mart) que analizan requerir el etiquetado de los productos con información sobre la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero involucradas. Francia ya cuenta con la “Ley Grennelle” que solicita informar la intensidad de emisiones de carbono de productos alimenticios y derivados, tanto de producción nacional como importado.
Por el momento los productos de exportación de Uruguay no están siendo afectados por la huella de carbono. No obstante, es esperable que los productos que sean intensivos en emisiones (como carnes rojas y arroz) y otros dirigidos a nichos de mercado exigentes podrán enfrentar dificultades en mercados o segmentos de mercado que son capaces de diferenciar productos por este atributo.
Para estimar correctamente la huella de carbono debe hacerse un análisis de ciclo de vida de los productos o servicios, desde la cuna hasta un sitio definido. El análisis de ciclo de vida permite la identificación de los puntos críticos para reducir los impactos ambientales en las cadenas de proveedores, en los procesos productivos, industrialización, empaque, transporte, distribución y disposición final de residuos. Asimismo, permite visualizar las implicancias de distintas tecnologías en términos de intensidad de carbono
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