Paysandú, Sábado 11 de Diciembre de 2010
Policiales | 09 Dic Un salvaje crimen tuvo lugar en la mañana de ayer cuando malvivientes llegaron hasta un comercio de la zona portuaria y degollaron y ejecutaron de un disparo a un conocido comerciante de 65 años. El trágico hecho quedó al descubierto cuando dos vecinas vieron al hombre bañado en sangre pero aún con vida, tirado sobre la vereda pidiendo auxilio. A escasos metros de la escena del crimen los asesinos se despojaron de dos prendas de vestir y la vaina del cuchillo. La Policía trabajaba ayer sin muchas pistas pues no surgieron testigos, en tanto entre las hipótesis que manejaban respecto del móvil la que cobró más fuerza es la del robo. Personal de la Seccional Segunda y de la Dirección de Investigaciones trabajan en forma conjunta para dar con los homicidas y esclarecer un crimen que mantiene indignada a la población.
Franklin Danilo Salvatierra Aguilera, de 65 años, padre de dos hijos mayores, estaba jubilado y tenía un pequeño comercio junto a su casa, en Ledesma 986 casi Don Bosco, donde vivía con su esposa. Era conocido por muchos ya que durante un buen tiempo estuvo al frente de una estación de servicio ubicada en Charrúas y 19 de Abril. Luego de jubilarse instaló un almacén en el garaje de su casa --pegado a la Parroquia San José--para mantenerse ocupado, abriendo a las 8 y en ocasiones cerrando muy tarde en la noche. Todas las mañanas esperaba la llegada de los clientes sentado en su silla playera tomando mate pero en la mañana de ayer, a escasos minutos de abrir la puerta del pequeño comercio, encontró la muerte.
Según información extraoficial relevada por EL TELEGRAFO, como es de costumbre el matrimonio se levantó temprano y la señora luego de darle de comer al perro salió de la casa. Su hija, que vive en un apartamento erigido sobre la finca, también había salido y, habiendo quedado solo, sobre las 8 Salvatierra abrió el comercio.
Poco después, dos vecinas --de 26 y 29 años--, una que esperaba un remise y otra que sacaba su moto para ir a trabajar, vieron al hombre caído ya sin fuerzas sobre la vereda pidiendo auxilio, justo frente a la puerta de entrada al almacén.
En primera instancia, como éste tenía diabetes, pensaron que estaba desvanecido, al tiempo que advirtieron que había sangre en su cabeza, lo que atribuyeron a un posible golpe. De inmediato corrieron en su ayuda, confirmando que se encontraba gravemente herido y que había perdido abundante sangre, por lo que solicitaron una ambulancia y enteraron a la Policía. La víctima forcejeó con los malvivientes en el interior del comercio, donde finalmente fue herido varias veces para después salir clamando ayuda.
Concurrieron al lugar efectivos de la Seccional Segunda, de la Dirección de Investigaciones y Policía Técnica, haciéndose presentes además integrantes del Comando de Jefatura, el juez penal de Cuarto Turno Pablo Dalera, la fiscal Silvia Blanc y la forense Rosa López.
A su llegada, la víctima yacía sin vida en un gran charco de sangre, arrollado junto a la puerta de ingreso del almacén, con la cabeza orientada hacia el norte. El cuerpo presentaba heridas lineales de arma blanca en la cabeza, al menos cuatro en el abdomen y una en el cuello, lográndose determinar además que había recibido un disparo de arma de fuego próximo a la axila.
Sendas inspecciones en la casa y comercio determinaron que los autores del brutal homicidio habían revisado ambos recintos. En primera instancia, de todas las hipótesis analizadas sobre el móvil del crimen, la que cobró más fuerza fue la de hurto, presumiendo además que hay más de una persona involucrada en el asesinato, al punto que se estima puedan ser entre dos y tres los homicidas. A pocos metros de la escena del crimen, precisamente en Pinilla casi Don Bosco y en ésta pasando Don Bosco, fueron hallados dos buzos que presentaban manchas de sangre y una vaina de cuchillo. Culminado el relevamiento de pruebas en el lugar del hecho y sus alrededores, pasadas las 10 la Policía trasladó el cuerpo a la morgue, efectuándose la autopsia sobre las 17 horas.
Fuentes extraoficiales indicaron a EL TELEGRAFO que los criminales habían huido con una suma cercana a los 10.000 pesos, pero consultado el Jefe de Policía, Insp. May. (r) Roque Arámbula, dijo que no habían surgido datos que delataran un robo.
Zona problemática
Los vecinos manifestaron que en esa cuadra de la zona portuaria no es común que sucedan hechos de violencia, sin embargo coincidieron en afirmar que en las cercanías suelen juntarse barras de mayores y menores para consumir alcohol y drogas. Asimismo, allegados a la víctima indicaron que hace al menos dos años un conocido delincuente robó dinero en el referido comercio, siendo la señora quien advirtió el hurto al ver salir corriendo al ladrón. El hecho fue denunciado y el malviviente capturado y procesado con prisión.
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