Paysandú, Domingo 12 de Diciembre de 2010

Entre cuervos y tempestades

Opinion | 11 Dic El viejo dicho de “cría cuervos y te sacarán los ojos” viene como anillo al dedo para justificar, por lo menos en parte, por qué se han dado los hechos que se están registrando en el marco del conflicto entre la Intendencia Municipal de Montevideo y el sindicato de trabajadores municipales Adeom. Porque no se trata a la vez de un escenario que se ha generado de la noche a la mañana, sino que parte de concesiones y poses simpáticas que promovió desde el primer día que llegó al cargo de intendente el ex presidente Tabaré Vázquez, quien de entrada pretendió marcar la diferencia entre un gobierno de izquierda y los de los partidos tradicionales que le habían precedido.
Así, como si estuviera manejando bienes de difunto y no el dinero que con esfuerzo vuelcan mes a mes los contribuyentes en las ventanillas del Palacio Municipal, el entonces jefe comunal les rebajó el régimen horario de ocho a seis horas y a la vez les aumentó los salarios a mano abierta, entre otra serie de concesiones que permitían que un trabajo ya light se fuera aún haciendo menos exigente.
El punto es que estas actitudes netamente demagógicas, en los hechos significan postergar al gran interesado, al supuesto “patrón” de la Intendencia, que es la ciudadanía, la que paga para que se le presten de la mejor forma posible los servicios, para mantener la higiene y la limpieza de la ciudad, para que se cumpla con el alumbrado, se invierta en obras urbanísticas como avenidas y paseos públicos, entre una larga serie de acciones de neto cuño municipal.
Los funcionarios contratados a esos efectos deben responder pues a esta premisa, como corresponde también a todos los funcionarios que dependen del Estado, que es un elemento abstracto pero al que financia toda la ciudadanía, que para subsidiar la fiesta tuvo que hacer frente a incrementos de hasta el 400 por ciento en impuestos municipales.
Se trata naturalmente en todos los casos de conflictos de intereses, donde cada parte pretende obtener al fin de cuentas lo que entiende le corresponde y muchas veces también más, en desmedro de la o las otras, y es ahí donde entran a jugar los equilibrios.
Precisamente lo que ha hecho Adeom es aprovecharse de la resignación de competencias y más aún, de sus deberes, por las autoridades municipales capitalinas, que priorizaron satisfacer demandas salariales –que han llevado a que sean de los funcionarios mejor pagos en el país—a defender los intereses de los ciudadanos a los que por esta vía se les retacean recursos para servicios e inversiones.
El mensaje que se le ha transmitido a la dirigencia sindical es que siempre es posible y hasta necesario tirar un poco más de la piola, para obtener más y más beneficios, porque los recursos siempre han aparecido y el intendente de turno termina cediendo o firmando barbaridades. El caso extremo en este sentido fue el acuerdo firmado por el ex intendente Mariano Arana, cuando suscribió un convenio laboral que aseguraba aumentos salariales desmedidos sin ninguna cláusula gatillo para casos de crisis o reducción de los ingresos de la comuna, como finalmente sucedió en 2002 y por lo que necesariamente hubo que suspender el convenio. Como es lógico, Adeom recurrió a la Justicia y años más tarde la Intendencia capitalina tuvo que pagar millones de dólares a sus empleados por el incumplimiento del acuerdo.
Este delirio ha llevado también al sindicato a sostener sus demandas hasta por la vía de sumergir a toda la ciudad en un inmenso basural, como ocurre actualmente, y además a tratar de resistir la declaración de servicio esencial a la que recurrió la intendenta cuando no pudo aplacar al sindicato y escapársele la situación de las manos.
Para volver al refranero, corresponde tener presente que “el que siembra vientos recoge tempestades”, y una vez más, ahora en el gobierno, el Frente Amplio recibe dosis de su propia medicina, desde que en la oposición apoyó al barrer reclamos sindicales y conflictos tanto en la Intendencia de Montevideo como así también en el caso de los funcionarios de dependencias del Estado y privados, para acumular fuerzas que le permitieran llegar al poder. Sin embargo llama la atención la virulencia con que actúa Adeom en estas instancias, cuando todo el Frente Amplio ha manifestado su rechazo a las medidas y reclamos formulados. Basta imaginar lo que podría sufrir un gobierno municipal de un partido tradicional en Montevideo en esta situación, y más aún respaldado por buena parte del FA, como fue tradicional hasta ahora.
Pero ocurre que en el ejercicio del gobierno las cosas deben verse desde la perspectiva del interés general, para discernir que la razón no la tiene quien más grita y reclama sino generalmente el trabajador silencioso, que no tiene corporaciones que lo defiendan y que más que nunca ha quedado en la intemperie en esta lucha descarnada por ver quien obtiene la mayor tajada.
En todos los casos, estamos ante nuevos tiempos, con una izquierda que antes rechazaba el presunto “autoritarismo” de derecha contra los sindicatos, y que ahora apela incluso a decretos de esencialidad de servicios firmados durante el gobierno de Jorge Pacheco Areco para procurar reencauzar el orden perdido por actitudes contemplativas en perjuicio de la población.


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