Opinion | 11 Dic Hoy sábado, 75 familias de la zona de pueblo Porvenir recibirán oficialmente sus flamantes unidades habitacionales en el marco del segundo programa del Movimiento pro Erradicación de la Vivienda Insalubre Rural (Mevir) para esa localidad, que se viene gestando desde hace tiempo con la participación en trabajo de los propios beneficiarios, como es característico en este tipo de complejos.
La construcción comprende en este caso, también el correspondiente salón comunal y un programa de siete unidades productivas, es decir que toman en cuneta las necesidades de sustento de la familia y por lo tanto amerita que se lleven a cabo actividades productivas enmarcadas en las necesidades del núcleo familiar.
Se trata de un aspecto fundamental, por cierto, en las respuestas que necesitan los pobladores de las zonas rurales del Uruguay, donde el acceso a la vivienda digna hasta hace algunas décadas era una utopía, y a partir de la implementación del plan Mevir por iniciativa de don Alberto Gallinal, en la década de 1960, con financiación mediante impuesto a las actividades agropecuarias, comenzaron a cobrar vida miles de soluciones habitacionales para quienes hasta entonces tenían muy pocas posibilidades de acceso a la vivienda propia.
No es extraño entonces que cada acto de inauguración se constituya en una fiesta para los beneficiarios y miles y miles de compatriotas que hacen causa común con estos emprendimientos, que han permitido que se erradicaran miles de taperas de nuestro interior profundo, para sustituirlas por las características viviendas blancas de construcción modesta pero decorosa.
Y si bien la vivienda propia no es la solución definitiva para todos los problemas de los pobladores de zonas rurales, sí forma parte de la respuesta que necesitan, como servicios, creación de fuentes de trabajo para retener a la familia en el campo, a cuenta de las oportunidades que vendrán a medida que se vayan consolidando polos de desarrollo que todavía son incipientes, pero que van asomando gradualmente como una realidad prometedora.