Paysandú, Viernes 17 de Diciembre de 2010
Locales | 16 Dic En los estudios de TV Río Canal 3 se desarrolló ayer una charla debate sobre “Inseguridad: temperatura y sensación térmica”, que contó con las exposiciones del Ministerio del Interior, del presidente del Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay (INAU) y un defensor de oficio. Se hicieron presentes autoridades policiales, políticos, educadores, vecinos y periodistas.
Problema social
El doctor Javier Salsamendi, presidente de INAU, inició la actividad indicando que el Código de la Niñez y la Adolescencia adolece de una serie de problemas que “habría que analizar”.
Por su parte, el doctor Julio Guastavino, defensor de oficio, sostuvo que como una de las patas de la inseguridad, el trabajo en las cárceles es sumamente importante y debe fortalecerse. “La cárcel es un ámbito que nos debe preocupar a todos y el quehacer debe ser de toda la comunidad porque trabajar por cárceles mejores es trabajar porque el individuo que está privado de libertad salga menos vengativo, menos violento”, precisó. Hizo referencia a la ley de humanización del sistema carcelario como un hecho positivo. “La cárcel es el reflejo de la comunidad donde vivimos muchas veces, allí están la pobreza, la gran cantidad de muchachada muy joven víctima de drogadicción, de una exclusión terrible de décadas y décadas de generaciones, y creo que trabajar por incluir a esos seres humanos que han incurrido en delitos es trascendente, y precisamente nuestra norma jurídica lo prevé en toda una mirada integral del fenómeno de la delincuencia”. Afirmó que es preciso que la comunidad, los actores sociales, las comunidades religiosas, las organizaciones no gubernamentales y la población en general se acerquen a trabajar en el sistema carcelario porque “es una buena forma de hacer inclusión social del excluido”.
La mano dura no
es la solución
Guastavino indicó además que “lo que pide la comunidad en cuanto a mano dura, mayores penas, rebaja de la imputabilidad, lo dice la dogmática criminal y los teóricos en el mundo, no ha dado resultado”, sino que el fenómeno debe atacarse como una visión integral del problema, como política de Estado atacando las causas que los mayores y los menores infractores reflejan; esto es, falta de oportunidades de trabajo y de educación.
Por su parte, Eduardo Bonomi, ministro del Interior, afirmó que la inseguridad es un debate que se da en todo el mundo y que toda vez que se habla del tema aparecen dos visiones. Una de ellas, absolutamente represiva, propone sacar a la Policía y a los soldados a las calles, aumentar las penas y bajar la edad de imputabilidad. El ministro dijo haber mantenido una entrevista hace pocos días con el representante del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, quien le advirtió acerca del fracaso de esta “receta represiva”. Indicó que “cada vez que aumentan los delitos --que aumentan por múltiples causas, no solo económicas y sociales sino también por el fin de conflictos bélicos que lleva a que la mano de obra desocupada se asocie con criminales de alto vuelo y trasnacionalice el delito-- se pide esta receta y me vino a advertir que fracasa rápidamente”.
La otra visión es encarar el tema como resultado de problemas sociales mal resueltos de hace 20 años, precisó, y dijo que se necesita un abordaje que trascienda lo social y que involucre un trabajo de muchos actores dentro del Gobierno y fuera de él. “Si nosotros nos ponemos a resolver problemas sociales para que desaparezcan los delitos, probablemente dentro de 20 años podrá tener incidencia, pero lo que hoy se está produciendo a raíz de problemas mal resueltos, hay que darle otro tipo de tratamiento. El gobierno tiene ministerios y ellos tienen su especialidad. Si el Ministerio del Interior dice: ‛este es un problema social y hay que encararlo como problema social’, se equivoca. Tiene que dar la respuesta policial y el gobierno que tiene que dar la respuesta social y tiene ministerios para hacerlo”.
Política carcelaria
Medidas como la saturación de calles y endurecer las penas no arreglan nada, agregó. “Lo que hay que asegurar es que cuando se indica para mayores y para menores determinado tratamiento, éste se cumpla. Si en las cárceles no se cumplen determinados criterios se agrava la inseguridad, la política carcelaria la podemos discutir desde el punto de vista de los derechos humanos pero se debe discutir como problema de seguridad”. Manifestó que si en las cárceles se contribuye a una carrera del delito, incidirá directamente en la seguridad; es un tema al que hay que darle un abordaje en serio, para lo que el hacinamiento no contribuye.
El hacinamiento que hay en las cárceles uruguayas y la falta de clasificación de presos --de acuerdo a conducta, causa por las que están procesados, voluntad de rehabilitación y de trabajo-- alientan la carrera del delito. “La política carcelaria forma parte de la política de seguridad”.
Finalmente, haciendo alusión al título del debate dijo que el frío es una sensación térmica que puede obedecer a una causa objetiva, baja temperatura, o a razones subjetivas, pero aseguró “el que tiene frío se abriga y cuando el frío es la sensación de inseguridad es el Estado y el Ministerio del Interior los que tienen que abrigar, tiene que tomar medidas en lo inmediato complementadas por políticas sociales, económicas que lleven a que existan otras posibilidades”.
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