Paysandú, Jueves 23 de Diciembre de 2010
Opinion | 17 Dic Unas cuatro mil personas residentes en Flores plantearon ante la Suprema Corte de Justicia un recurso de inconstitucionalidad por uso obligatorio del casco en motos que rige en el departamento, entendiendo que la palabra “obligatorio” viola el principio de libertad garantizado en la Carta Magna.
Los patrocinantes claman que tienen derecho, libertad a elegir usar o no casco, al menos en caso de ser adultos, es decir, tienen derecho a vivir o matarse, vivir o matar. Porque, ¿qué otra cosa puede ocurrir cuando alguien transita sin casco protector reglamentario y tiene un accidente? En la mayoría de los casos las mayores lesiones las sufren los motociclistas. De hecho, el uso del casco no es un salva conducto para mantener la vida, sino una protección, del mismo modo que rodilleras, coderas y zapatos especiales. Todo ayuda para el caso de tener un accidente, pero no aseguran que no habrá heridas si ellos ocurren.
Ahora bien, si aun así, en Flores (o en otro departamento) hay quienes quieren tener el libre albedrío de jugar a la ruleta rusa en dos ruedas, entonces el Estado debería darles ese privilegio. Pero, también hacerlos responsables del pago total y completo de todos los gastos médicos en que se pudiera incurrir. Esto es, deberían ser eliminados del sistema de atención de salud solidaria y pasar a un régimen privado, donde deban pagar todos los gastos. Y por otra parte, deberían perder el derecho a reclamar a la otra parte por las lesiones que recibieran en un siniestro, aún si “la culpa es del otro”, dado que las lesiones serán más severas de lo que podrían serlo porque al señor o señora motociclista le molestaba el casco.
Porque más allá del dolor ante la muerte, lo que la sociedad no puede seguir haciendo es financiando la irresponsabilidad, el desprecio por la vida. Una enorme cantidad de dinero se gasta anualmente en la atención de salud de motociclistas que han sufrido accidentes donde su propia imprudencia jugó un gran papel.
Y eso simplemente no es justo. La prestación de salud ya tiene suficientes problemas. No podemos retacear recursos a los enfermos “reales” porque deba atenderse a quienes desoyendo no sólo las normas sino la prudencia, juegan con su vida (y la de otros). ¿Quieren libertad? Bien, pero a su propio costo. De igual modo que el fumador paga fortunas en impuestos a los cigarrillos porque producen cáncer. Que se haga opcional el uso de casco y cinturón de seguridad. Quien no los use y tenga un accidente, deberá pagar (por años si es necesario) los costos totales de su atención médica. O sus familiares si ocurriesen fatalidades. Eso sería libertad para todos.
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