Paysandú, Viernes 24 de Diciembre de 2010
Opinion | 19 Dic Desde las páginas de EL TELEGRAFO hemos difundido en la edición del sábado una información que eventualmente puede haber pasado como un aporte noticioso más respecto al quehacer local y regional, pero que tiene en realidad una proyección particularmente significativa desde más de un punto de vista.
Nos referimos a que el grupo de lechería de la Estación Experimental “Dr. Mario A. Cassinoni” (Eemac) de Facultad de Agronomía, realizó durante 2009 un experimento de suplementación de vacas lecheras con glicerol crudo proveniente de la producción de biodiesel a partir de soja, en base a un acuerdo entre la empresa Biogran y la Eemac, con muy buenos resultados.
Precisamente de este trabajo surgió que hubo una muy buena respuesta en producción de leche a niveles bajos de inclusión de glicerol crudo, un aspecto que fue adelantado en el marco de la Expoactiva 2010 y presentado en un evento científico internacional. Además, el año pasado y en el marco de un acuerdo de cooperación entre ALUR, Facultad de Agronomía (Eemac) y el Instituto de Ciencia Animal de Cuba (ICA), se desarrollaron trabajos orientados a valorizar el uso de subproductos y co-productos de los procesos agrícolas y agroindustriales.
La investigación incluye actualmente en la Eemac un experimento que tiene como particularidad que se está utilizando glicerol crudo como fuente de energía en el activador, y si bien todavía este trabajo está en proceso, el director de la Eemac, Ing. Agr. Pablo Chilibroste, subrayó a EL TELEGRAFO que “estamos en condiciones de adelantar el buen comportamiento productivo de los animales suplementados con glicerol crudo como principal fuente de energía”.
Y si bien mencionar el glicerol puede aparecer como un elemento de muy relativa trascendencia en principio, debemos tener presente que este es un subproducto que abunda en la producción de biodiesel, y para cuya comercialización durante mucho tiempo se han encontrado dificultades de mercado, desde que salvo el uso en perfumería, en volúmenes no muy significativos, no se tenía posibilidades de colocación y constituía un inconveniente en costos para el proceso de elaboración del biocarburante.
Empero, de acuerdo a lo manifestado por Chilibroste, estos hallazgos “son promisorios en cuanto a la posibilidad de incorporar este subproducto en la alimentación animal, abriendo así el menú de opciones de alimentos disponibles para que los productores puedan alimentar a los animales. No menos importante es que estos alimentos no tienen hoy un destino claro en la agroindustria, y que además compiten directamente con el uso de cereales como fuente de energía en la ración de los animales, tanto de carne como de leche”.
Se desprende de la investigación que el glicerol incorporado en dieta de suplemento alimenticio es una alternativa promisoria en cuanto a mejorar la ecuación de costos para la producción de biodiesel, que se agrega al destino de ración de la torta de granos procesados para la obtención del aceite que hace de materia prima en el proceso de producción del biocarburante de origen renovable. Este es sin dudas uno de los grandes desafíos que tiene ante sí el país a efectos de mejorar su matriz energética, altamente dependiente de la importación de petróleo, y que presenta muy buenas perspectivas de ir creciendo en porcentajes de mezcla con gasoil, como además está establecido por ley.
Debemos tener presente que es fundamental que se sustituya el gasoil, por cuanto el refinado de petróleo arroja excedentes de nafta y déficit en gasoil, que debe importarse en volúmenes adicionales, por cuanto el consumo del carburante diesel prácticamente triplica al de las naftas y de cada barril de petróleo refinado se obtienen partes casi iguales de gasolina y gasoil.
Estos elementos someramente expuestos dan la pauta además de la importancia de la investigación local y nacional, con experiencias del tipo de las que se realizan en la Eemac, por cuanto existen áreas en las que no es posible extrapolar los resultados de investigaciones que se realizan en países desarrollados, con alta tecnología y recursos económicos, pero en base a una realidad muy diferente y por lo tanto con parámetros que no deben ser trasladados automáticamente al Uruguay como cosa probada. Uno de los casos emblemáticos en este contexto surge del profundo desnivel en los valores de contenido de colesterol en las carnes de ganado bovino europeo y el uruguayo, debido a las diferencias que surgen como consecuencia de la alimentación en base a pasturas naturales y las de suplementos graníferos que se hacen en el Viejo Continente, con mucho mayor contenido de colesterol en el ganado europeo.
Para poder discernirlo es imprescindible contar con investigación y tecnología aplicada a nuestra realidad, lo que da la pauta de la importancia creciente que reviste la investigación en áreas estratégicas para el país, la capacitación profesional a esos efectos y la identificación de los temas de particular gravitación para nuestro medio, con el aporte del Estado como protagonista y catalizador de estas acciones –en este caso a través de la Universidad de la República-- y mucho mejor aún, con la coparticipación de privados de los sectores involucrados para que mediante el trabajo conjunto se logren los mejores resultados posibles.
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