Opinion | 24 Dic Sorpresivamente, sin previo anuncio, la Intendencia de Paysandú premió a más de cuarenta sanduceros de diversos sectores con los galardones “Orgullo Sanducero” y “Espíritu Sanducero”. Sin dudas, resaltar a aquellas personas que en su ámbito impulsan y transforman nuestra sociedad es algo muy bueno, que merece todo apoyo.
En el pasado reciente, incluso en otras administraciones nacionalistas, también se otorgó premios que destacaban la laboriosidad, creatividad e impulso de los sanduceros, pero pronto fueron discontinuados por diferentes razones, pero especialmente una: la ausencia de una estructura que le diera marco al premio, que no quedara en la decisión de unos cuantos bien intencionados hombres y mujeres, sino que efectivamente respondiera a un reglamento.
En el caso que nos ocupa ocurre exactamente lo mismo. Eso es lo que arroja sombra, no sobre las distinciones otorgadas sino sobre el futuro del galardón, pues si el gobierno departamental no lo hace propio, no lo establece como premio anual, entonces, con la experiencia de lo ocurrido a sus antecesores, poca vida tendrá.
Para que este premio tenga el espaldarazo que merece, debe existir un proyecto de decreto departamental del Intendente Bentos, que lo instaure como el premio anual de Paysandú y ser acompañado por una reglamentación que determine los criterios de selección de los premiados. Luego, debe pasar a la Junta Departamental para que lo transforme en decreto departamental.
En la edición 2010, los premios fueron determinados por tres personas al servicio de la Intendencia de Paysandú. Una de ellas fue un periodista televisivo que es asesor del intendente Bentos, montevideano y que no hace tantos años ha comenzado a vincularse a Paysandú, por lo que carece del conocimiento apropiado, lo que quedó de manifiesto en el propio acto de premiación cuando reiteradamente equivocó los nombres de destacados sanduceros. No es el mejor sistema, sin dudas. No le hace bien al premio. No es poner de jurado a “los que están cerca” sino a los más preparados para esta tarea.
Cosas que hay que mejorar para que este galardón nos llene de orgullo y nos levante el espíritu cada vez que se otorgue.