Opinion | 22 Dic En recientes declaraciones, el prefecto nacional naval, contraalmirante Federico Lebel, aseguró que el área de Paysandú, en especial en puente internacional Paysandú-Colón y el río Uruguay dentro de la juridiscción de Prefectura de Puerto de Paysandú “es un colador”, refiriéndose a la facilidad con que los narcotraficantes pueden ingresar y salir sin inconvenientes.
Es sin dudas un dato preocupante que desnuda en primer lugar la carencia de infraestructura con la cual combatir el tráfico de drogas, desde embarcaciones a radares, desde efectivos en patrulla constante hasta armas de poder disuasorio. Obviamente, un país pequeño y con recursos mucho más limitados que otros, tiene tantas prioridades que equipar a los efectivos de Prefectura es tan solo una más, pero no es considerada de las más importantes. Y eso es aprovechado por los narcos, que sí tienen dinero para embarcaciones rápidas o para pagar “mulas” que transporten la droga.
Ahora bien, ante esto, no puede pensarse que Paysandú es solamente un punto de paso, sino además un punto de distribución al consumidor final. El consumo de drogas paulatinamente va ganando sus “clientes” a edad cada vez más temprana y llega ya a pre adolescentes. Su introducción se une a la de otro mal semejante, la ingestión de bebidas alcohólicas a temprana edad.
Plaza Artigas, la costanera en verano, algunos centros nocturnos en el invierno, son espacios donde conviven los jóvenes que sanamente se divierten con quienes apelan al alcohol y la droga, prácticamente a la vista de todos. Muchos –quizás todos-- saben que hay comerciantes que venden alcohol a los menores y dejan de cumplir con las ordenanzas que lo prohíben. Y otros saben cómo el consumo de drogas crece y poco se hace.
Es evidente entonces que se omiten muchas conductas que deberían manifestarse. Autoridades y público tienen que obrar sin claudicaciones, pues se trata de preservar la salud de la minoridad y de los jóvenes; es decir, el futuro de las familias y del país. Si no lo hacemos, el narcotráfico seguirá ganando esta guerra. Que no sea también un colador, la sociedad que construimos.