Paysandú, Miércoles 29 de Diciembre de 2010
Policiales | 26 Dic Luego que una efectiva actuación policial pusiera al descubierto la responsabilidad de cuatro personas en el homicidio del comerciante Franklin Danilo Salvatierra, la Justicia Penal ordenó la reconstrucción del hecho.
Sobre las 8.30 del viernes, móviles policiales arribaron a Ledesma casi Carlos Gardel trasladando a los cuatro responsables del crimen, caratulado como homicidio muy especialmente agravado con un delito de rapiña en reiteración real. Al lugar también concurrieron la doctora Blanca Rieiro, jueza subrogante del Juzgado Penal de Cuarto Turno, la fiscal Silvia Blanc, la forense Rosa López, los abogados defensores del menor y de los mayores, el director de Seguridad Crio. Insp. Juan Alarcón, el crio. John Yves Franco a cargo de la Seccional Segunda con personal subalterno, efectivos de la Seccional Quinta, de las direcciones de Grupos de Apoyo y de Investigaciones, a cargo de los comisarios José Yelós y Gonzalo Lanterna, respectivamente.
Mientras la familia de la víctima y algunos vecinos de la cuadra aguardaban el descenso de los asesinos desde los móviles, personal del Grupo Especial de Operaciones (GEO) acordonó la zona e inmediatamente Marcelo Javier Lacuesta Correa, primer procesado, fue ingresado al lugar del crimen por la puerta del almacén, donde comenzó la reconstrucción de un homicidio escalofriante.
Poco después fueron ingresados M.R.S.R., Julio Martínez Martínez y por último el adolescente de 17 años. Lacuesta, quien hasta el momento no había querido brindar detalles del episodio, optó por colaborar asegurando que la víctima fue muy fuerte y opuso resistencia en todo momento.
Escalofriante
Habiendo quedado recreada la escena y el propio crimen, se determinó que sobre las 8 del día 8 de diciembre, por así haberlo acordado, los cuatro autores se encontraron en las afueras del comercio y mientras M.R.S.R. oficiaba de campana y el menor aguardaba el atraco, Lacuesta y Martínez ingresaron al almacén empuñando un cuchillo y un arma de fuego respectivamente. El primero tomó a la víctima desde atrás y por el cuello, exigiéndole el dinero, a lo que el hombre sorprendido y desesperado pidió auxilio. El delincuente reaccionó ordenándole que se callara y asegurándose de que lo hiciera utilizó el cuchillo que empuñaba --cuya vaina fue localizada poco después-- para asestarle cuatro puñaladas debajo de las costillas izquierdas. Tras forcejear con el sujeto, Salvatierra logró liberarse para atravesar un pequeño patio interno y llegar hasta la cocina, donde con intenciones de solicitar ayuda intentó tomar el teléfono --ubicado sobre una pequeña mesita adherida a la pared, a un metro del piso--. Fue entonces cuando Martínez lo apuntó con un revólver calibre .38 y Salvatierra se tiró abajo de la mesa, siendo alcanzado por una bala que ingresó por su axila izquierda y salió por su espalda, debajo de las costillas derechas, quedando el proyectil incrustado en una pared. Tras ver caer a la víctima y creer que le había dado muerte, Martínez volvió al almacén y junto a Lacuesta y M.R.S.R. se hicieron de marcaderías varias --fideos, tabaco, vino, yerba entre otras-- que guardaron en una bolsa negra y una mochila, mientras Salvatierra aún con vida logró incorporarse y llegar hasta el almacén. Allí Lacuesta volvió a sujetarlo arengando “dale, dale” a M.R.S.R., quien extrajo un cuchillo de cabo blanco de 17 por 4,5 centímetros de hoja con el que le asestó otras cuatro puñaladas en la parte derecha del abdomen.
Inmediatamente los agresores se dieron a la fuga por Carlos Gardel, excepto M.R.S.R., quien al ver que la víctima seguía con vida y pidiendo auxilio resolvió degollarlo, para retirarse por Ledesma hasta avenida Brasil.
Participación del menor
De las diferentes declaraciones y la reconstrucción se determinó que el adolescente se encargó de revisar la casa y robar desde una caja de zapatos existente en el dormitorio una suma aproximada a los 10.000 pesos. Según sus propios dichos ingresó por el fondo de la propiedad, para lo que debió saltar un muro perimetral que por encima tiene adheridos vidrios quebrados, huyendo por el mismo lugar. No obstante, la investigación policial descartó que haya sido realmente así porque en la mañana siguiente al homicidio, cuando el menor fue retenido, no presentaba lesiones que debía haber sufrido si realmente saltó el muro.
Todos se dispersaron en distintas direcciones y luego se encontraron en la carpa donde moraban Martínez y M.R.S.R., donde se repartieron la mercadería robada; posteriormente el menor habría compartido el dinero con Lacuesta.
Horas después de culminada la reconstrucción del homicidio, el menor fue trasladado a Montevideo e internado en dependencias del INAU con medidas de seguridad.
Conformidad con
el procedimiento
EL TELEGRAFO se acercó hasta los familiares de la víctima quienes declinaron hacer declaraciones pero expresaron su conformidad con la celeridad y efectividad del trabajo policial y la resolución judicial. Aseguraron que en todo momento la Policía estuvo a las órdenes y los mantuvo informados de los pasos logrados en la investigación. Por su parte, los vecinos también hicieron referencia al trabajo de los efectivos. “La actuación policial fue excelente, no es poca cosa ver cuatro personas procesadas en menos de 15 días. Estas ‘ratas’ actúan muy astutamente, de la manera más baja para involucrarse con la gente y logran estas cosas. Esta gente es a robar y a matar lo que le enseñan a sus hijos”, expresó indignado un residente de la zona.
“Los familiares de la víctima ven que los otros familiares --de los homicidas-- andan en la vuelta y podrían pasar muchas cosas y ante esto lo único que podemos hacer los vecinos es contener. Hay vecinos que se han preocupado mucho por estas cosas y no han sido escuchados, incluso han viajado a Montevideo a hablar con autoridades para que estas personas no estén en el barrio y no se les tuvo en cuenta, algo iba a pasar y pasó”, agregó el vecino.
Asimismo, la gente del lugar coincidió en que las autoridades policiales y municipales deberían hacer un “relevamiento de estas personas, de lo que hacen y de qué viven, si molestan o no y actuar, porque no es justo que cuando uno busca algo para hacer después de jubilarse le sucedan estas cosas”.
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