Locales | 27 Dic La imagen nos retrotrae a las viejas motocicletas, aunque por algún detalle ésta pueda tener elementos de transición. Grande, pesada, algo así como 180 kilos; pintada de negro y con brillantes cromados, esta motocicleta NSU alemana de 250 c.c., monocilíndrica, 4 tiempos con válvulas, puesta a nuevo, es la imagen vívida de otro tiempo en el mundo de las dos ruedas motorizadas.
Pertenece a un mecánico y entusiasta de las motos: Osvaldo Mario Pintos.
“La moto fue traída de Montevideo por Penas Díaz, conocido aviador --nos dice Pintos-- que luego se la vendió a Juan Erochenko. La primera moto que yo tuve fue una NSU pero de 50 cc. Yo tenía un sueño, tener algún día una moto antigua, y se dio. Erochenko me vendió la NSU”.
“Vale decir --continúa Pintos-- que la motocicleta estaba muy bien conservada, solo tenía válvulas quemadas. Hasta el manual estaba en perfecto estado”.
Pintos, en su taller junto al mecánico Miguel Pastorini, emprendió a la tarea de desarmar la moto y repasar elemento por elemento. Arenaron cilindro y tapa, encamisaron el cilindro, en tanto colocaron pistón, anillos y válvulas nuevas, así como rulemanes y juntas. Se pulieron las mazas, se cromaron llantas, rayos y todos los elementos que así lo requerían.
Cuadro, horquillas, todo fue puesto a nuevo en sus detalles, recibiendo además tres manos de pintura al duco negra. Nueva batería, también nuevo asiento doble e instalación eléctrica a nueva.
“Fue un año y medio de trabajo y mucha plata invertida --dice Pintos-- pero valió la pena, porque como dije: yo quería tener una moto antigua como si fuera nueva. Trabajamos con Pastorini, el taller de Granzella trabajó en el encamisado del motor, don Pedro de Pay Micrón trabajó en los cromados y pulidos”.
Si le gustan las motos antiguas, vale la pena echar un vistazo. Ya la verá circulando por nuestras calles. Es que esta NSU 250 cc quedó impecable, reluciente, como si recién hubiera salido de fábrica.