Opinion | 09 Ene La temporada veraniega y un calor en Paysandú por momentos insoportable también significa una buena oportunidad para aquellas instituciones deportivas que cuentan con piscina, ya que prácticamente dejadas de lado durante el año aumentan repentinamente su masa social y sanean, al menos por unos meses, sus menguadas finanzas.
Los profundos cambios que desde hace pocos años sacuden a nuestras sociedades, determinan un paulatino alejamiento de niños y jóvenes de las instituciones deportivas. La universalización de la informática y de la televisión para abonados, sumado al furor por los juegos de video o los denominados online, constituyen fenómenos que lentamente acorralaron a los juegos y deportes tradicionales. Hoy día son pocos los niños que prefieren un partido de fútbol en el campito a uno en un estadio virtual, colmado de espectadores y en compañía de las grandes estrellas mundiales.
Todo indica que los adelantos tecnológicos y el aumento del poder adquisitivo, además de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, también se traduce en la maquinización del ser humano. Ya no queremos caminar ni siquiera una cuadra, ya que podemos completar el mismo trayecto en moto o –mejor aún-- en auto; pasamos más horas frente al televisor e incluso noches enteras frente a la computadora. Parece que poco a poco estamos prescindiendo del aire libre, de interactuar con nuestros pares; en plena era de las comunicaciones, tendemos al aislamiento.
Las instituciones deportivas son de las más perjudicadas por este fenómeno y deben hacer verdaderos milagros para atraer a jóvenes y niños. Pero no todo está perdido, ya que en estos tiempos cobra renovado valor aquel viejo adagio que rezaba: “si no puedes vencerlos, úneteles”. Entonces sería una buena idea que los clubes, en vez de resignarse a sucumbir, instrumentaran propuestas innovadoras que combinen deportes con informática y video juegos. Una buena idea sería organizar olimpíadas que conjugaran ambas cosas, para atraer a niños y jóvenes interesados tanto en correr detrás de una pelota como en derrotar gladiadores en una pantalla. Además, la competencia sería muy equilibrada, ya que los habilidosos con el joystick no siempre lo son con “la redonda”. Los tiempos cambian y adaptarse es sobrevivir.