Paysandú, Martes 18 de Enero de 2011
Deportes | 17 Ene El resultado fue óptimo. No porque vale conformarse con un empate cuando Paysandú, por historia más allá de que la realidad de los últimos años no acompañe ese aspecto, está obligado a salir a ganar. Pero teniendo en cuenta que llegó el debut frente a un equipo sólido, trabajado y con varios partidos amistosos encima, y que ya había debutado en la Copa Nacional de Selecciones, puede decirse que la selección de Paysandú rescató un puntazo ante Salto en el Dickinson naranjero.
Pero más allá del resultado, está claro que al equipo le falta y mucho. El técnico Sergio Esquivel, en una autocrítica digna de reconocer, se tildó de culpable por la falta de fútbol de la selección.
Es verdad, la selección mostró demasiado poco en lo futbolístico, aunque pudo suplir este aspecto con ganas y también algo de fortuna, lo que le permitió abrazar ese 1 a 1 final como si fuera un triunfo.
Eso sí, habrá que pensar de aquí en adelante. Primero, estaba claro que la falta de fútbol será el más duro escollo de la selección en la Copa; o al menos en los primeros partidos. Es que Esquivel nunca probó a fondo al equipo que plasmó como titular, que apenas se paró en algún movimiento táctico sin tener la exigencia de un rival, y el motivo fue la decisión del entrenador de no jugar amistosos a pocos días del debut, para evitar lesiones.
Más allá de esto, y del mea culpa de Esquivel, también hay que tener en cuenta el poco tiempo de trabajo que tiene esta selección. Y de eso no es culpable el cuerpo técnico, que bien puede equivocarse –como en este caso— en alguna decisión.
Pero dentro de ese panorama, Esquivel tiene todo como para revertir la situación de aquí en más. Deberá rápidamente sacar conclusiones individuales sobre los jugadores, plasmar rápidamente en la cancha el equipo que tiene en mente para enfrentar a Bella Unión, y darle minutos de fútbol y de movimientos tácticos, par allegar de la mejor manera.
Luego, superado el segundo escollo de la Serie B de la Copa, el cuerpo técnico tendrá la obligación de aprovechar la fecha libre que se vendrá, para aplicar el mismo criterio: plasmar el equipo y darle minutos de fútbol en serio, ya que es la única forma de que la oncena pueda afinar su funcionamiento.
Ahora bien, no hay demasiado tiempo que perder, y Esquivel debe sacarse de la cabeza su anterior pasaje como técnico de la selección. Es que hoy cambió la forma de disputa, ya no hay dos ruedas y la posibilidad de recuperarse en la segunda para llegar a la definición. Hoy es superar esta fase y luego jugar partidos de ida y vuelta, a matar o morir. Por eso, el equipo debe aparecer lo antes posible y aceitarse de la única forma posible: jugando y jugando.
Cuando juegan más que 11
En una decisión discutida o no, el técnico de la selección sanducera, Sergio Esquivel, optó por no darle rodaje a la selección previo al debut en la Copa Nacional de Selecciones, lo que pudo haberse pagado caro en el debut copero.
Pero más allá de esto, no caben dudas de que los dirigentes también son culpables (si es que los hay) de la situación. Es que --y más allá de haber ofrecido un amistoso la semana anterior al debut, lo que fue desechado por el entrenador— pasan los años y no reaccionan de que es imposible que cualquier selección del mundo llegue en óptimas condiciones con pocas semanas de trabajo.
La incertidumbre sobre la participación o no por la falta de capacidad de obtener recursos económicos con tiempo, y la maratónica culminación de la actividad local, llevó a que la selección comenzara a entrenar contrarreloj, sin el tiempo necesario de preparación, lo que –por lo general y salvo raras excepciones— se termina pagando caro, y rápidamente. Y los culpables no siempre son los 11 que entran a la cancha.
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