Paysandú, Viernes 21 de Enero de 2011
Opinion | 15 Ene Si bien es cierto que como nunca en materia de vialidad urbana y rural la demanda de obras supera la posible oferta en tiempo más o menos razonable, y que por ello la Intendencia debe establecer prioridades, no es menos cierto que a los bacheos y reconstrucción de arterias cuyo pavimento ha superado con creces su vida útil deben agregarse trabajos que apunten a superar los problemas causados por obras postergadas y trabajos mal encarados por administraciones anteriores.
Existen tramos --sobre todo en la periferia de la ciudad-- donde no se ha trabajado bien en la sub-base y por lo tanto se limita seriamente la duración del pavimento, en tanto las reparaciones se limitan a bacheos sin atender el real origen de los problemas.
Muchas veces el deterioro obedece a deficiencias de construcción, como la ausencia de badenes y canalizaciones en lugares donde no existe cordón-cuneta, a lo que se agrega que por ahorrar tiempo y trabajo no se han tendido caños por debajo de la calle en cruces que sí lo necesitan y se generan enchorradas en la superficie que van arrastrando el bitumen, creando zanjones en las calles.
La canalización es factor clave en una ciudad donde hay fuertes arrastres por los profundos desniveles que existen al estar enclavada en cuchillas, y de no contarse con adecuados desagües la duración de los pavimentos es muy limitada en lugares críticos.
Uno de los sectores donde evidentemente se han registrado problemas de diseño de obra es en Grito de Asencio entre Washington y Bolívar, por citar un ejemplo, donde se recoge agua por uno de los sangradores más importantes del arroyo La Curtiembre, que atraviesa el noreste de la ciudad.
Lamentablemente, desde hace años se han construido y mantenido niveles inadecuados en ese tramo de la calle, desde que el entube principal no fue construido en el lugar justo hacia el que va a derivar el agua de lluvia, lo que determina que incluso en ocasión de precipitaciones no muy significativas un sector de entre 60 y 80 metros de la calle queda inundado.
De esta forma, no solo se registra el inconveniente puntual de que durante horas y días se dificulta el tránsito vehicular y de vecinos, sino que las aguas siguen desgastando la base y el pavimento, por lo que ese tramo se encuentra cada vez más deteriorado.
En este caso, como en muchos otros, la solución no pasa solo por trabajar nuevamente la base y repavimentar, sino reformar los niveles para la salida que necesita el agua de lluvia, en una obra que es de esperar se incluya dentro de las prioridades de la actual administración municipal.
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