Paysandú, Sábado 22 de Enero de 2011

Electricidad costosa y escasa, pudiendo evitarlo

Opinion | 15 Ene En estas horas los uruguayos nos encontramos con la mala nueva de que Argentina no está en condiciones de vendernos electricidad, y que por lo tanto UTE ha resuelto poner en marcha las tres represas hidroeléctricas sobre el río Negro para compensar el déficit de generación que pretendía paliarse importando energía desde el país vecino.
En compensación, la buena noticia –que por ahora no pasa de un anuncio— es que en pocos años, tal vez en 2015, el panorama va a mejorar, porque vamos a contar con respaldo de generación con energías renovables que se espera situar en los 500 megavatios, aunque en realidad, tal como vienen las cosas, nos conformaríamos con que efectivamente en ese plazo se pueda concretar por lo menos la mitad de lo esperado.
Este escenario actual y futuro no puede evaluarse en su real contexto si no tenemos en cuenta que se ha perdido un tiempo precioso por UTE a la hora de ponerse a cubierto de estas dificultades y que recién en los últimos meses el organismo se ha allanado a enmarcarse en la política energética trazada por el Poder Ejecutivo en cuanto a promover la incorporación de potencia eléctrica sobre la base de energías de origen nacional y renovables, como la eólica, la biomasa, la solar y las minirepresas hidráulicas.
A tal punto es así, que ante los problemas de la Argentina en la central nuclear de Atucha, y la demanda extra del verano por efectos sobre todo de la incorporación masiva de equipos de aire acondicionado, como ocurre también en nuestro país, UTE apeló a poner en marcha nuevamente las centrales Gabriel Terra, Baygorria y Palmar, para sustituir la importación de unos cuatrocientos megavatios desde la otra orilla, por lo que actualmente las centrales del río Negro están suministrando 150 megavatios, en tanto Salto Grande aporta 500 y las centrales térmicas movidas a petróleo suministran 430 megavatios, a un costo muy elevado. Mientras tanto, la generación por energías renovables se limita a solo 50 megavatios, procedentes de la planta de celulosa de UPM, Botnia, los parques eólicos y las plantas de biomasa, tanto las pocas que lo hacen en forma permanente como las que trabajan en el mercado spot u ocasional, como la de Azucarlito.
El punto es que las energías renovables suministran apenas un cinco por ciento en el mejor de los casos, cuando existe capacidad de multiplicar por diez esta generación en poco tiempo si realmente se estimularan las inversiones en esta área y como se ha hecho hasta el presente, en que UTE ha estado prescindente y más aún, desinteresada por completo de promover proyectos que en cambio en otros países son subsidiados fuertemente por considerarse vitales desde el punto de vista estratégico, sobre todo con la mirada puesta en el futuro a mediano y largo plazo.
Hasta hace poco el ente había prolongado durante tres años el llamado por unos modestos 60 megavatios de energías renovables, e incluso regateó durante mucho tiempo el precio a pagar a los inversores, lo que desestimuló a muchos empresarios, como ocurrió con la propia Azucarlito, que se volcó al mercado spot, es decir a vender a UTE cuando el precio sirviera, pero no en carácter firme.
Y como bien dice el refrán, de los arrepentidos se vale Dios, porque si se hubiera tenido otra actitud en su momento hoy no estaríamos penando porque Argentina no está en condiciones o no quiere vendernos electricidad que necesita para su consumo interno, y no tendríamos que utilizar la reserva de agua de los embalses del río Negro en momentos en que se agudiza la sequía que podría hacernos pasar malos ratos en el otoño y en el invierno.
Ante directivas expresas del Ejecutivo, el organismo ha revertido posturas y se ha allanado a establecer condiciones más flexibles para los inversores privados en energías renovables, por lo que sucesivamente se han instrumentado licitaciones que se espera den sus frutos en el corto plazo, una vez se cumplan los plazos establecidos y a la vez los empresarios interesados puedan llevar a la práctica sus emprendimientos, lo que habla a las claras de la importancia de actuar en tiempo y forma para cumplir los procesos que se requieren.
De esta forma, para el llamado a licitación que se efectuó en julio del año pasado, por 150 megavatios de electricidad con base eólica, se habían presentado 22 ofertas, de las cuales se reafirmaron 21 el lunes último en la apertura de los sobres correspondientes, lo que ha llevado al director nacional de Energía, Ramón Méndez, a anunciar con marcado optimismo que en el verano de 2015 habrá noches en que el 70 por ciento de la energía eléctrica que se consuma va a ser eólica, reivindicando la apuesta del gobierno de que para esa fecha se llegará a tener instalados 500 megavatios de generación por energías renovables. Lo que sería un logro estimable, que no va a ser gracias a la UTE sino a pesar de UTE, porque además el organismo en su momento había topeado insólitamente en diez megavatios la energía a generar por cada emprendimiento, y ahora se han establecido 30 megavatios como mínimo y 50 como máximo.
Igualmente, se ha perdido mucho tiempo y dinero, como surge de los avatares de la frustrada y costosa compra de electricidad a la Argentina --así como la tan cara generación en base a petróleo que la sustituye-- por lo que es de esperar que los plazos y las visiones optimistas se cumplan para dejar de seguir martillando sobre la herradura cuando teníamos todos los clavos asomados para un trabajo perfecto.


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