Opinion | 21 Ene La estadística suma y suma. Ya son varios los fallecidos en accidentes de tránsito en lo que va del año, especialmente motociclistas. En casi todos, el no llevar colocado el casco protector reglamentario fue un elemento clave, pues debido a ellos los golpes recibidos fueron más graves y violentos.
No queda duda, se ha escrito así en estas páginas muchas veces, que el no usar casco protector es no solamente una imprudencia sino una ruleta rusa, donde a veces en el tambor se coloca el proyectil cargado. También es irreflexivo, pues no se tiene en debida consideración a la familia y amigos, quienes en circunstancias fatales quedan acongojados y profundamente golpeados por una tragedia que podría haberse evitado, simplemente con el uso apropiado de este elemento de protección que se utiliza en todo el mundo y que solamente los latinos -vaya uno a saber por qué razón- protestamos.
Si los motociclistas respetaran su vida por encima de todo, seguramente usarían casco protector siempre. Al mismo tiempo, tendrían cuidado mayor al transitar, pues al tratarse de un vehículo liviano y de dos ruedas, su uso es siempre más peligroso en el tránsito general, especialmente cuando se rebasa por la derecha, se cruza frente a otros vehículos, no se respeta la luz roja ni el límite máximo de velocidad.
Ahora bien, no parece prudente pensar que la cantidad de fallecidos y de lesionados en accidentes de tránsito registrados en nuestra ciudad se debe a la imprudencia de los motociclistas. Probablemente haya otras causas que no se tomen en cuenta. Y es bueno hacerlo, porque no es cuestión de demonizar a los conductores de un tipo de vehículos, como si ellos fueran la causa de todos los males de nuestro tránsito.
Hay que considerar también, por ejemplo, el estado de las calles. A nadie escapa que muchas no están debidamente mantenidas, especialmente más allá del damero céntrico de la ciudad. Peor aun, se acumula suciedad, arena, pedregullo, tierra, en las bocacalles y la comuna hasta ahora no ha realizado una limpieza en toda la ciudad.
Para quienes transitan en motos, esto constituye un peligro adicional, pues se torna más difícil frenar o girar con depósitos de arena o similares en muchas bocacalles de nuestra ciudad. Obviamente, nadie desconoce que la Intendencia tiene recursos humanos limitados y que están generalmente ocupados en otros menesteres, así como que ninguna administración –al menos en los últimos 30 años—lo ha hecho, pero una limpieza de las calles para liberarlas de materiales sueltos y un bacheo general en aquellas zonas donde se necesita, brindará más seguridad a todos. Y será un elemento que ayudará al gran objetivo: reducir la cantidad de fallecidos y lesionados en accidentes de tránsito.