Opinion | 20 Ene En las últimas horas Montes del Plata confirmó la construcción de su planta de celulosa en Conchillas, departamento de Colonia, con una inversión de U$S 1.900 millones, que será la más grande del sector privado en la historia, tras el visto bueno de Argentina al emprendimiento a principios de mes.
El desembolso de la empresa superará así a la instalación de la ex-Botnia, hoy UPM, que con 1.200 millones de dólares fue en su momento la mayor inversión privada del país, y a la vez tendrá mayor escala en otros aspectos, al contar con más capacidad productiva (1.300.000 toneladas anuales de celulosa contra 1.100.000 de UPM) y contratará a más personal de forma directa (300 más que UPM). Según Montes del Plata, cuando la planta comience a producir, el 90% de los trabajadores serán uruguayos.
Paralelamente, según el chileno Erwin Kaufmann, gerente general de Montes del Plata, la planta será “la mejor del mundo” y durante la etapa de construcción se empleará a un promedio de 3.200 trabajadores y llegará a requerir un máximo de 6.000 obreros. Por lo pronto la construcción comenzará entre mayo y junio, y la producción se iniciará en los primeros meses de 2013, en el marco de una inversión que comprende tres aspectos: la planta de celulosa, el puerto de aguas profundas y una planta energética.
Un aspecto a destacar es que según las autoridades de Montes del Plata, se utilizarán “las mejores tecnologías disponibles” para la producción de celulosa, tanto en el tratamiento de los vertidos intermedios como en el de los efluentes mediante una planta, mientras que la energía se generará a través de fuentes renovables y permitirá a la industria autoabastecerse y eventualmente vender los excedentes a UTE.
En tanto, el puerto contará con una terminal para las barcazas que transportarán rolos de madera, y un puerto de aguas profundas para las embarcaciones oceánicas que transportarán la celulosa a los mercados de exportación.
La empresa estima que el 50% de la materia prima para la producción de pasta de celulosa llegará a través de las barcazas que provendrán de la terminal logística de M’Bopicuá, en Fray Bentos. La madera provendrá a su vez de las plantaciones que posee la empresa. Actualmente, Montes del Plata emplea a 250 personas de forma directa, tiene un vivero, una planta chipeadora, una terminal logística y un bioparque en M’Bopicuá. Además posee 254.000 hectáreas de campos, principalmente ubicadas en Flores, Durazno, Río Negro, Soriano, Paysandú, Rivera y Tacuarembó. De estas tierras, 138.000 hectáreas están plantadas, otras 100.000 protegidas y unas 16.000 están disponibles para la plantación.
Un elemento a tener en cuenta es la ubicación estratégica de Paysandú, desde que la distancia con Conchillas haría viable el transporte de madera en barcazas directamente desde nuestra zona, como en su momento había previsto la empresa Ence, lo que sería un factor dinamizador en nuestro medio y descongestionador de los atiborradas y deterioradas carreteras por el transporte en camiones.
Si bien en su momento el secretario de la Presidencia, Alberto Breccia, destacó que la materialización del proyecto es un “mérito” de la política de atracción de inversiones que “hace años” mantiene el gobierno, en realidad si hay un mérito a destacar este debería centrarse en la Ley de Desarrollo Forestal que fuera aprobada en la postrimerías de la década de 1980 con el voto de los partidos tradicionales y que se constituyera en la primera y posiblemente única política de Estado en vigencia en el país, que promovió inversiones a largo plazo en materia forestal, en un país absolutamente despoblado de árboles.
A la vez, en su momento el Frente Amplio se opuso a la instalación de la planta de celulosa de Fray Bentos, cuando estaba en la oposición, pero tuvo un cambio radical cuando asumió el gobierno y defendió el proyecto, incluso en una postura que luego generó un conflicto con la Argentina cuando los activistas de Gualeguaychú llevaron adelante un prolongado bloqueo del puente “General San Martín”.
El actual apoyo a estas inversiones forma parte del cambio que trae aparejada la cultura de gobierno y enhorabuena, porque los destinos del país no pueden estar atados a elementos ideológicos ni dogmas de los que ocupen circunstancialmente posiciones de poder, y cuando está de por medio el interés general deben deponerse ataduras que suenan muy bien cuando se está en la oposición, pero que coliden con la responsabilidad que conlleva el ejercicio del gobierno.
Como era de esperar, además, la noticia de la construcción de una nueva planta de celulosa en las márgenes del Río de la Plata no cayó bien a los activistas de Gualeguaychú, encerrados en sus propios extremismos y radicalismos, los que a través de varios de sus voceros se pronunciaron con un categórico rechazo a la instalación.
También, y no menos importante, es que vaya quedando atrás el clima de enfrentamiento entre los gobiernos de los dos países hermanos, que tienen mucho por hacer en materia de integración, que no es otra cosa que elevar las miras para concretar realizaciones de interés común en aras de la felicidad y calidad de vida de sus pueblos.