Opinion | 21 Ene Con el objetivo central de fijar las prioridades del año político, el presidente José Mujica acaba de reunir a su gabinete en la residencia oficial del Prado, instancia en la que los ministros fueron presentando sucesivamente sus principales planes de trabajo para el año, y dejando copias escritas, teniendo en cuenta tanto el programa de gobierno del Frente Amplio como la aplicación de la Ley de Presupuesto.
Mujica dijo en la oportunidad que los planes de los ministros son “un compromiso” que ellos asumen con la sociedad, a la vez de considerar que “hay que seguir con una coordinación más estrecha y un trabajo más transversal entre los ministerios. Ahora está disponible el presupuesto y hay que acelerar los procesos” de cambios.
Uno de los temas centrales y en los que ha hecho hincapié el mandatario ya desde la campaña electoral, es el de la enseñanza. Mujica recordó que en la Ley de Presupuesto se mantuvo la asignación del 4,5% del Producto Bruto Interno, lo que en los hechos significa más de 300 millones de dólares adicionales en el quinquenio. Asimismo pidió “optimizar” esos recursos y “afinar bien la puntería” para colocarlos donde más se necesitan, a la vez de considerar que hay “muchos espacios para llenar”, y que debe haber un debate de fondo de los objetivos de la educación y los resultados de la aplicación de esos recursos. Por su lado, según da cuenta El País, el ministro de Educación y Cultura, Ricardo Ehrlich, anunció que pedirá una reunión con los entes y sindicatos de la educación para que exista una concordancia entre el presupuesto asignado y la “calidad académica”, en el marco de una intervención tendiente a ocupar espacios que le corresponden al Poder Ejecutivo, sin violar las autonomías. La referencia del mandatario a la problemática educativa se enmarca seguramente en la visión crítica que ha puesto de relieve en más de una oportunidad el mandatario ya como candidato y que ha reafirmado en el ejercicio de la Presidencia, aunque sin traducir hasta ahora en hechos concretos la idea de que la enseñanza se dirija realmente a formar mano de obra calificada, a generar el plus de calidad que hasta ahora no ha tenido en el marco de una sistemática degradación que caracteriza al sector desde hace varios años y que se ha acentuado en el último quinquenio.
Precisamente la Ley de Educación promovida por la Administración Vázquez ha resultado peor que lo que ya se tenía de negativo, pues priorizó aspectos gremiales sobre la calidad de la educación.
El mandatario se encuentra así, como manifestara, con que se ha otorgado en el período anterior 300 millones de dólares adicionales al sistema educativo estatal, solo para seguir perdiendo calidad en formación y en degradación de valores, con el país como víctima de los mismos problemas de siempre sin que nadie realmente proponga y menos aún ponga manos a la obra en reformas que deben incorporarse lo antes posible para que no sigamos perdiendo terreno respecto a otros países en que sí se hacen las cosas con lógica, con los pies sobre la tierra.
Tiene razón Mujica cuando pide optimizar el uso de los recursos, pero su apelación no pasará de eso si se sigue cediendo el poder a los gremios, como determina la norma, y a la vez el Poder Ejecutivo, el poder político, en representación de todos los uruguayos y no solo de los que son arte y parte en la enseñanza, no hace valer su autoridad y formula las propuestas, con el consecuente respaldo, para transformar un sistema educativo que no alienta la formación para insertar a los jóvenes en el sistema laboral, donde los conocimientos de los que egresan son cada vez más pobres, donde hay además una alta deserción, y se está ante un descaecimiento general que no se ha arreglado con volcar más recursos, porque se ha cometido el terrible error de no trabajar ni condicionar sobre resultados ni evaluaciones.
Lo que se ha hecho y se sigue haciendo, es seguir destinando más dinero de los uruguayos al sector, para seguir con los mismos problemas y lo que es peor, agravándolos, y a esta altura de los acontecimientos creemos que si el presidente, si el Poder Ejecutivo, no asume las responsabilidades que le tocan en esta problemática, haciendo lo que debe hacer en base a la delegación de autoridad que le ha otorgado la ciudadanía, seguiremos tirando recursos a un barril sin fondo por muchos años y con las falencias agravándose, por más que de vez en cuanto se siga repitiendo el discurso ante la tribuna.