Paysandú, Lunes 31 de Enero de 2011
Locales | 30 Ene Algo más sobre
la Isla Caridad
Días pasados en EL TELEGRAFO leí sobre una opinión perteneciente al área de la Dirección de Turismo de nuestro departamento y que es también compartida por el principal de la Municipalidad de Colón, que se refiere al cobro indebido por parte de una persona, a toda embarcación que llega a la Isla. Días más tarde un ciudadano uruguayo salió en defensa del cobro de dicho peaje. Fui usuario de esa Isla por años hasta que se empezó a cobrar. No fue por ahorro mi decisión de alejarme, porque la mayor distancia encarece el traslado; lo hice por sentirme incómodo por una resolución que por no compartirse se hacía excluyente. Creo que puedo expresar una opinión coincidente, en parte, con las dos posturas y que agrega una opción al diferendo. Siempre consideramos a la Isla Caridad como nuestra y el solo hecho que se nos cobre por su uso y se nos recuerde que es suelo argentino nos molesta. Nuestras islas uruguayas frente a Colón son disfrutadas por miles de turistas argentinos y nos parece correcto que así sea. Si esa persona que cobra demuestra tener la autorización de su dueño se debería limitar a una parte de sus 2000 metros de arena y que sea el usuario quien decida a cual zona prefiere ir. Esto terminaría con esta enojosa situación y veríamos cuántas de esas 490 embarcaciones que menciona el articulista van hacia uno u otro lado. El poder optar entre dos posibilidades valida el derecho de cada una y también contempla la situación laboral de un trabajador. C.I 644.728-6
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Semanas atras visité vuestro departamento y tuve la oportunidad de navegar en el río Uruguay, orgullo del Litoral. Además, quedé muy impresionado por las reformas realizadas en la rambla y los espacios deportivos, caminos-sendas para hacer caminatas o correr con moderación. Sin duda un aporte para el deporte, turismo y vuestra sociedad. Sabemos que muchos de ellos se venían haciendo años atrás y por las inundaciones tuvieron que suspenderse.
Quisiera comentar algunos aspectos que encontré en la recorrida por el río y presencia en la isla frente a la ciudad de Colón (Argentina). Un lugar ideal y por demás disfrutable. Recordemos que esa isla es uruguaya, no así la otra al frente que se cobra su atraco a la misma (Caridad) y que no se le brinda esa confraternidad entre dos ciudades vecinas; habría que tomar nota y hacer la denuncia o apercibimiento correspondiente.
Pero con referencia a la nuestra (isla San Francisco) o la vecina de Queguay, no costaría mucho, a través del departamento de Turismo y/o Deporte, simplemente “vestirla”, poner un gazebo para ofrecer servicios (bebida, comestible y demás); también identificarla como nuestra, ya que la mayoría de los que estaban ahí y cruzan son argentinos, no aportan, sí la utilizan y se olvidan del mantenimiento del lugar. Poner un mástil o varios, banderas de nuestro país, la de Uruguay Natural y la bandera de Paysandú. También se podría pensar en poner un servicio de traslado de la costa a la misma, con un pasaje popular (como lo tiene del lado argentino, utilizando la isla sin ningún arancel). También se podría ordenar el paisaje, dada la cantidad de variedades de árboles que ahí existen y poder disfrutar de una caminata.
Sin duda que los esfuerzos deberán ser compartidos, con el control de la Intendencia y la Prefectura, para brindar la mayor seguridad, especialmente en los desplazamientos náuticos. Además, pensar en un emprendimiento privado interesado en invertir en los meses de verano (puesto de servicios, baños). Sabemos que cuando el río crece se tapa en la mayoría de las veces, pero es cuestión de profundizar, crear una nueva apuesta, mínima, sencilla, creativa y responsable.
Simplemente con el ánimo de sumar, por el bien de todos los ciudadanos que participamos en nuestras modestas vacaciones, les escribí estas líneas, aprovechando para saludar a EL TELEGRAFO, que escribe la historia de vuestro departamento en el día a día. Víctor Ricardo Porratti
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al intendente dE
Paysandú, Bertil Bentos
Viendo el programa “Verano a la Carta” y en ocasión de la pelea de nuestra gran representante Cecilia Comunales, estuvo usted junto con el intendente de Salto y dijo en dicha oportunidad que a pesar de ser usted blanco y el intendente de Salto, colorado, eran muy amigos, que han realizado proyectos en conjunto y lo seguirán haciendo.
Dejando de lado las palmaditas en la espalda y las chanzas que hicieron, sellen esa amistad y realizaciones que hacen juntos y de una vez por todas, arreglen el camino que va desde la Ruta 3 a la Gruta del Padre Pío, a cuya gruta concurren miles de sanduceros, algunos a pedir y otros agradecer.
No piense en la distancia que existe, que son 125 kilómetros, piense que está en Paysandú y es de Paysandú.
Converse con su gran amigo el intendente de Salto y juntos sellen esa amistad arreglando dicho camino. Recuerde usted que “para recibir primero hay que dar”, mande usted el material; que el intendente de Salto ponga la maquinaria y que los vecinos paguen el gasoil; no son más de tres kilómetros lo que hay que arreglar y en muy pocos días lo pueden hacer.
Si desea tener usted una prueba concreta y concluyente de los “sanduceros” que van a la gruta, vaya un viernes santo y comprobará con sus propios ojos que tiene que ser prioritario y urgente arreglar este pequeño tramo.
Carlos María Costa Santos CI 3.359.277-3
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“La señora que
mordió el perro”
Cuando iba llegando a la enfermería del centralizado de Comepa ese era el modo de reconocerme. Porque el título lo dice.
Este 2 de enero “Forest”, mi perro vecino, al que bañé, despulgué, etcétera, no me reconoció. Salí a la vereda a regar los Hibiscos y la Pata de Vaca que estaban para florecer. Regué y entré a buscar más agua y dejé abierto el zaguán. Cuando voy a salir con el balde de agua mi perro y Forest estaban en pleno desafío. Me escondí porque cuando yo estaba cerca él se trenzaba con mi perro.
Gloria, la abuela del dueño del perro había venido a buscarlo. Cuando pude encerré a mis perros. No se iba, entró al hall y pasó al living. Yo sin moverme en el patio. Cuando salí fui a cerrar la puerta.
La señora --que no me habló en Navidad ni pudimos saludarnos--, me da un beso, se va y yo voy a entrar y no me doy cuenta. Me muerde, una, dos, tres, cinco veces; me llevó a la calle.
A mis gritos salieron mis vecinos, caí semi desmayada. Mi vida se la debo a Gloria que con sus dos prótesis de cadera se interponía entre Forest y yo.
A mis vecinos, familia Rivero, Sandra y Yola, Carmen, a los que no pude ver pero estaban ahí, a Siet, los funcionarios policiales, a emergencias de Comepa, Doctor Souto y al que enyesó mi codo izquierdo y no me quedó el nombre. Al personal de enfermería, por el cariño (lo necesitaba).
Fue necesaria una cirugía, gracias al doctor Hornos; ahí siguen curándome. Tengo mecha en una herida.
Pero esta solicitada no es solo para agradecer, sino para hablar de los perros cruzados (¿doberman y?) se “chispotean” al decir del Chapulín Colorado.
En mi barrio hay cruzas de cimarrón con Pitbull y otros que no sé la raza.
El perro, el mejor amigo del hombre, cortó mis planes de vacacionar (no viajar). No firmé la denuncia porque cuando fui a la comisaría estaba el parte policial etcétera, etcétera.
No hubo control del perro. Ya no está. Y yo pienso que va a volver; cuando, no sé.
Ya probó sangre y eso no lo olvidan.
Voy para los 72 si Dios lo quiere. Jamás pensé que un perro iba atacarme.
Si en la familia Ogara de TrEs Árboles leen esta crónica dirán, “no se cumplió lo que Ana decía: A mí no me hacen nada los perros”.
Reitero mi agradecimiento a Yola que durante 10 días me ha llevado y traído. Y se repite aquello de “Yola, vení”. Sufro de asma y me cuidaba de niña y ahora de mayor (no me gusta la palabra viejo) lo vuelve hacer.
¡Gracias vecinos! Ana Carrasco
RECIBIMOS Y PUBLICAMOS
El momento es ahora
Los uruguayos no podemos esperar cuatro años para poder solucionar el mal endémico de estas horas, la inseguridad.
Desde otras tiendas políticas se anuncia que se iniciará una campaña de recolección de firmas que impulse un plebiscito para reformar la Constitución, pero eso no ocurrirá hasta el venidero acto eleccionario.
No se precisa ser demasiado inteligente para tildar esta iniciativa de corte electorero, fuera del calendario, pero electorero al fin. Se trata de ganar terreno en una carrera de posicionamiento político-partidario.
Dicho esto, me remitiré al real contenido de este artículo, que apunta a decir las cosas como realmente son y que no se quiera machacar sobre el punto y es la falta de voluntad, entendimiento y sensibilidad de los legisladores oficialistas, que se manejan “según ellos” a lo que le dictan desde los comités de base, los cuales hace ya bastante tiempo que tienen telarañas en sus picaportes, entonces mal puede decirse que el mandato viene de ahí.
La realidad indica que hoy nos estamos matando uruguayos entre uruguayos y que el pánico y el terror están a la vuelta de cada esquina del país, mientras los diputados y senadores del Frente Amplio se pelean para ver quien tiene el poder.
Al Ministro del Interior le frenaron el impulso de aplicar medidas que ayuden a poner orden en lo que parece ser una desenfrenada escalada de violencia, donde el ojo por ojo parece ser la respuesta a cada acto de violencia.
Este tema no se puede dilatar más, hay que dejar los colores políticos de lado y ponerse a trabajar en serio y legislar para que el Poder Judicial tenga las armas para erradicar definitivamente el clima que se vive hoy en todo el país. Los familiares de la víctimas caídas por diferentes circunstancias claman por poner fin a esta ola de delincuencia que todos los días tiene en su haber casos realmente graves. ¿Qué frena a los legisladores oficialistas a bajar la edad de imputabilidad de los menores infractores? ¿Por qué muchos de ellos no quieren hablar de estos temas? ¿A qué le temen?
El momento de atacar este mal es ahora, no dentro de cinco años donde la bandera de muchos será este tema y la esperanza de un pueblo que clama seguridad, libertad y convivencia en paz quede de lado.
De los Mandamientos del Abogado del Dr. Eduardo J. Couture, extraigo el siguiente párrafo, “Lo justo debe ser obedecido, lo fuerte acatado. La justicia sin fuerza desemboca en la impotencia; fuerza, sin justicia es la tiranía. Tenemos por tanto, que encontrar justicia y poder y para ello hay que hacer justo lo fuerte y fuerte lo justo".
Es hora de darle elementos al derecho para que el derecho actúe ante este flagelo de la delincuencia descontrolada.
Ruben Castelli
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