Opinion | 29 Ene Como consecuencia de la baja calidad de la cebada, pero sobre todo por la caída muy significativa de la superficie sembrada, las plantas malteras uruguayas, incluida la Ambev de Paysandú, han debido proveerse del grano en otros países, lo que representa a primera vista un contrasentido en el marco de la apuesta al país productivo que promueve el gobierno y que seguramente todos los uruguayos compartimos.
Un reciente informe de la Oficina de Programación y Política Agropecuaria del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, (Opypa), recogido por EL TELEGRAFO, da cuenta que para la zafra 2010-2011 la superficie sembrada no llega a las 74.000 hectáreas, lo que representa un 48 por ciento menos que el año anterior.
Ello significa que surgen dificultades de abastecimiento para la industria y que las malterías deberán aumentar sus importaciones ante la falta de oferta de cebada local, al punto que se ha generado una situación que no se había dado en todo el quinquenio anterior.
En Paysandú ya se han registrado las primeras operaciones de importación de cebada desde la Argentina a través del puerto local, en el marco de la logística de las empresas de abastecerse de materia prima con un menor costo de flete, pero igualmente ello no quita que se generen costos adicionales para producir cebada malteada, que se vuelca en parte al consumo interno pero en sus mayores volúmenes para el abastecimiento de las plantas cerveceras en Brasil.
Se trata de dinero que por lo tanto no se recicla entre los productores y la infraestructura de apoyo que se crea en torno a todo emprendimiento agrícola, por lo que estamos ante un elemento indeseable si lo enmarcamos en un “boom” agrícola que debería ser sostenido, y que sin embargo es selectivo, desde que tiene a la soja como la vedette en desmedro de otros cultivos como el girasol y ahora la cebada, en tanto también ha aumentado la superficie sembrada de trigo. Igualmente, en el marco del equilibrio oferta- demanda la caída en el volumen significa obtener mejores precios para el cultivo y por ende eventualmente en mejor rentabilidad puntual para los que sembraron, pero debe tenerse presente que hay políticas de estímulo a esta producción que en esta coyuntura no han dado resultado, y que debe atenderse de otra forma al sector por la industria a efectos de recomponer un esquema productivo que se está resintiendo.