Nacionales | 31 Ene MONTEVIDEO (Por Ted dy Alvarez). La Administración Nacional de Correos (ANC) alcanzó una marca histórica de 39 millones de envíos postales en 2010, cifra que representa un crecimiento del 23% respecto a 2009. Fuentes del organismo comentaron a EL TELEGRAFO que este récord resulta más significativo porque en los últimos años el incremento no superaba el 10%. El Correo Uruguayo alcanzó ese registro por el incremento del tráfico de bienes, y documentos asociados a estos bienes, en detrimento del envío de cartas, renglón que disminuye constantemente sustituido por modernas formas de comunicación.
De estos 39 millones de envíos, un 5% corresponde a encomiendas y el resto tiene que ver con la entrega de estados de cuenta del sistema financiero, del sistema mutual, documentos de pasivos, AFAPs, facturas del Estado y documentos varios.
En cuanto a la posición de la ANC en el mercado, explicaron que la demanda interna del mercado postal tiene una dimensión de 122 millones de envíos anuales, lo que equivale a U$S 162 millones. De ellos, los principales volúmenes provienen del sector financiero y de los servicios públicos.
El Correo Uruguayo no llega a satisfacer toda esta demanda, dado que hay un alto porcentaje de prácticas de autodistribución de las propias empresas, principalmente, del sector público, que alcanza el 40% del total. A su vez, hay un total de 133 competidores privados, nucleados en su mayoría en el área metropolitana, que si bien no alcanzan a abastecer grandes porciones del mercado, ofrecen a sus clientes valores agregados a precios de servicios básicos. Aún así y de acuerdo al informe de Ursec “Evolución de los servicios postales en Uruguay” de fines de junio de 2010, el Correo Uruguayo mantiene el 53% del mercado – donde no se incluye la autodistribución – seguido por la empresa Tiempost, que alcanza un 8% de la actividad. En esta situación, el mercado presenta un índice medio-alto de envíos anuales por habitante en los países de la región latinoamericana, pero muy baja frente a los países desarrollados, que registran niveles superiores a los 300 envíos por habitante al año.