Paysandú, Lunes 07 de Febrero de 2011
Opinion | 07 Feb En momentos en que se está dando en la interna de la fuerza de gobierno la discusión sobre qué hacer con los ingresos provenientes de la bonanza resultado del favorable comercio internacional de nuestros productos de exportación, un aspecto que siempre debe tenerse presente es la apuesta de nuestro país al desarrollo de la venta de productos logísticos, lo que requiere sensibles inversiones en infraestructura, sobre todo en el transporte multimodal e incorporación de tecnología.
Y ello es así porque si bien hay inversiones presupuestales dirigidas a suplir algunas carencias en este sentido, hay otros aspectos que no deben descuidarse si es que realmente se aspira a consolidar esta meta que se basa además en la ubicación estratégica del Uruguay.
En la quinta edición de Prolog, sobre fines del año pasado, el ámbito en el que el gobierno y operadores de esta área trabajan para acordar diagnósticos y líneas de acción a efectos de encarar respuestas al gran desafío que se plantea en esta área, el presidente de la Corporación Nacional para el Desarrollo (CND), Luis Porto, evaluó que uno de los desafíos más importantes que enfrentará la industria logística es la falta de capacitación en los recursos humanos que demandará para su expansión, a la vez de señalar que la logística tiene un potencial enorme teniendo en cuenta que la región, como polo mundial de productor de alimentos, deberá en los próximos diez años cubrir las necesidades crecientes de una clase media china que sumará unos 400 millones de consumidores.
Es que logística, como definición, significa el puente entre la producción y el mercado, por lo que la eficiencia de este sector es fundamental en el esquema de competitividad de los sectores productivos como elemento facilitador del acceso a los destinos de nuestros productos.
Y cuando hablamos de infraestructura imprescindible para el desarrollo es impensable dejar todo en manos del Estado, sino que debe promoverse una interacción profunda entre los actores públicos y privados en todos sus aspectos, particularmente en el transporte.
Así, la capacidad de desarrollo de la logística requerirá alcanzar una visión integral del sector y mejorar los niveles de eficiencia. Debe tenerse en cuenta que todo es relativo, y que pese a que la complementariedad entre los sectores públicos y privados ha avanzado en los últimos años, es preciso seguir desarrollando infraestructura, capacitar recursos humanos y trabajar en promoción a efectos de lograr la expansión en la colocación de productos en el exterior.
Hablando de logística, la región y el país, salta a la vista que gran parte del potencial para aprovechar y desarrollar se encuentra en el corredor del río Uruguay, a través de los puertos de Nueva Palmira, Fray Bentos y Paysandú, en su “hinterland”, incluso en su complementariedad con Concepción del Uruguay, que se apresta a lanzarse a una nueva etapa de desarrollo mediante la captación de cargas provenientes del Paraguay por ferrocarril para su enlace fluvial con el puerto de Montevideo, y desde ahí salir a destinos de ultramar.
Hasta principios del año pasado, la irracional postura de los activistas de Gualeguaychú había bloqueado todas las acciones de cooperación con Argentina en procura de mejorar la navegabilidad del río Uruguay, pero felizmente el escenario ha cambiado y Argentina ha dado muestras de interés en participar en el dragado.
Sobre todo, desde Concepción del Uruguay y con muy buena respuesta en ambas márgenes, se está impulsando la Hidrovía del Río Uruguay, a cuyos efectos se ha recreado el Comité Binacional de la Hidrovía, con el apoyo de la gobernación entrerriana y el gobierno nacional, así como gobiernos departamentales, organismos binacionales y nacionales y actores privados.
Paralelamente, el ministro de Transporte y Obras Públicas, Enrique Pintado, subrayó como uno de los objetivos prioritarios de su cartera la instrumentación del Plan Estratégico hacia 2030, apuntando a situar a Uruguay como polo logístico regional enmarcado en una política de Estado, a cuyos efectos se espera contar con el apoyo financiero del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para los planes logísticos, en especial respecto a la renovación del sistema ferroviario y el proyecto de puerto de aguas profundas en Rocha.
Igualmente significativa es la decisión política de contar con la participación de privados en asociación con el Estado a efectos de concretar las grandes inversiones necesarias para cumplir con estos objetivos, para lo que es preciso acuerdos que dejen de lado los cortoplacismos y visiones político-electorales, que hasta ahora han sido un obstáculo para las acciones imprescindibles en favor del crecimiento con desarrollo.
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