Locales | 07 Feb Puntualmente. A las 21.30, “La Gozanegra” hizo sonar su batería de más de cincuenta tamboriles, y su cuerpo de baile comenzó a avanzar, dando inicio al primer desfile de carnaval 2011, desde frente a la Dirección de Turismo hasta Luis Batlle Berres. Para entonces, si bien había público caminando hacia 18 de Julio para disfrutar del corso, miles de sanduceros estaban ya en nuestra principal arteria. Ellos fueron recompensados con haber creído en la Comisión de Carnaval, pues esta cumplió su compromiso, y la voz de partida se dio exactamente a la hora señalada.
Hubo problemas para hacer avanzar a las agrupaciones, especialmente en el primer tercio de desfile, lo que determinó finalmente un atraso de 25 minutos en el tiempo total de largada. No obstante, se desarrolló a buen ritmo y las agrupaciones se preocuparon por no dejar largos espacios sino que, por el contrario, cuidaron de mantener el desfile compacto.
Este año una de las sorpresas fue el muy buen nivel desplegado por las carrozas, probablemente animados por los buenos premios instaurados este año, entre 20.000 y 5.000 pesos. “La mano de Suárez” recordó el instante “sublime” para el fútbol uruguayo en el Mundial Sudáfrica 2010, cuando el delantero Luis Alberto Suárez Díaz detuvo con las manos una pelota lanzada por el equipo de Ghana con destino de gol. “Amanecer de Momo” hizo gala de un interesante despliegue de inventiva. “Fantasía de carnaval” se inspiró en un motivo chino, con una gran figura de la cabeza de un dragón. Y “Africa 2010” presentó un cuerpo de baile con muy buen vestuario, acorde al motivo, y varios muñecos que recrearon diferentes animales de la sabana africana. El Jurado seguramente tendrá mucho trabajo para definir el motivo ganador, más allá que en una primera opinión la última de las carrozas mencionadas aparece con buena ventaja.
Las agrupaciones lubolas y las escuelas de samba se destacaron claramente porque con sus baterías pusieron ritmo al desfile, por encima de las murgas, los humoristas, los parodistas, la revista y las carrozas.
“La Gozanegra” presentó la mayor batería en lubolos. “La Covacha” desfiló con unos 35 tamboriles; “Malabó” con unos 25; y “Remembranza”, lo hizo con unos 30 tamboriles. Las escuelas de samba destacaron por su vestuario y la conformación de sus baterías pero en general no lograron un buen ritmo.
Las murgas, en general, no desplegaron en este primer desfile toda su fuerza ni su alegría carnavalera, lo que seguramente ocurrirá en el segundo. “Los Fantásticos”, vestidos como orientales, fueron la excepción, esencialmente porque partieron de la premisa básica de divertirse para divertir.
En resumen, un buen desfile de carnaval, con mucho ritmo, agradable, con un cuidado de todos los participantes por presentarse de la mejor manera posible pero siempre prolijos. Y en medio del boro-co-to chas-chas de los lubolos, dos nombres que de alguna manera acompañaron el desfile, al menos en el recuerdo. Un gran cartel de “Remembranza” recordó a Juan Carlos Larrozsa, alias “Gardel”. Y seguramente en la mente y el corazón de los integrantes de “La Gozanegra” estaba el recuerdo de Jacinto Corts, un inolvidable abuelo, lo mismo que inolvidable actor del teatro sanducero. E.J.S.