Paysandú, Jueves 10 de Febrero de 2011
Opinion | 09 Feb En las últimas horas la central sindical Pit-Cnt planteó públicamente otra opción en el tema de la rebaja porcentual del IVA, tal y como el gobierno se había comprometido en su campaña electoral. Mientras desde la oposición se señala que debe cumplirse con lo prometido y reducir el IVA --aunque hay matices entre partidos y líderes--, la central sindical pide en cambio que se destinen los dos puntos a incentivar políticas sociales que beneficien a los más pobres.
El IVA tuvo su origen en España, en el siglo XIV, cuando el rey Alfonso XI, para financiar la reconquista de los territorios del Reino de Granada, implantó un nuevo tributo sobre el volumen de ventas, con el fin de financiar el asedio a la ciudad de Algeciras. Gracias a los ingresos obtenidos por el IVA, el ejército del reino cristiano logró conquistar la ciudad en 1344.
Actualmente el impuesto se utiliza en buena parte del mundo. Uruguay, junto con Argentina y Armenia, tiene las tasas más elevadas, por encima del 20%, es decir una quinta parte de la transacción.
Mientras el gobierno anuncia más y más parámetros auspiciosos en la economía uruguaya, ofrece resistencia para reducir dos puntos porcentuales de este impuesto indirecto. Ahora el Pit-Cnt plantea que no se rebaje el IVA, pero que lo que se recaude por dos puntos porcentuales --el prometido descuento-- sea volcado a los hogares que perciban un ingreso mínimo nacional o menos. La idea es implementar políticas a través del Banco de Previsión Social y otros organismos del Estado.
Toda iniciativa que ayude a combatir la pobreza debe ser recibida con beneplácito, pero al mismo tiempo considerada en profundidad para establecer si realmente logrará los beneficios previstos.
En este caso, a priori, aparece como otra forma de asistencialismo, pero no como un verdadero motor de transformación social. Mientras no se generen ingresos genuinos en las familias más desprotegidas, el Estado no podrá contener la pobreza y solamente tendrá como herramienta cubrir las necesidades urgentes del día a día.
Pero los hogares más desprotegidos necesitan mucho más que asistencialismo. Necesitan trabajo. El Pit-Cnt, una central de trabajadores, debería por tanto plantear ideas que vayan a la profundidad del tema y no solamente a su superficie. Mientras no se genere trabajo genuino, que haga crecer la economía nacional pero también que termine con la exclusión de muchas familias, no se combatirá realmente la pobreza.
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