Paysandú, Sábado 12 de Febrero de 2011
Opinion | 05 Feb Bajo la consigna “El cáncer se puede prevenir”, fue conmemorado ayer el Día Mundial Contra el Cáncer, en cuyo desarrollo la Unión Internacional para el Control del Cáncer (UICC), que integra en Uruguay la Comisión Honoraria de Lucha Contra el Cáncer, formuló un llamamiento internacional, dirigido tanto a personas como a organizaciones, a suscribir la Declaración Mundial que establece alcanzar 11 objetivos para el año 2020 en todo el mundo.
En Uruguay la propuesta consiste en incorporar a la vida cotidiana una serie de medidas de carácter preventivo: dejar de fumar y evitar la exposición al humo de tabaco, limitar el consumo de alcohol, cuidar la piel y evitar la exposición directa al sol, realizar actividad física en forma regular, tener una alimentación saludable, mantener un peso corporal saludable; protegerse de las infecciones que provocan el cáncer.
Debe tenerse presente que de acuerdo con las cifras del Registro Nacional de Cáncer, en Uruguay se registran más de 14.000 casos nuevos por año y mueren unas 7.700 personas a causa de esta enfermedad, en tanto el objetivo principal de esta fecha es la de concientizar a la población acerca de los riesgos y de las formas de prevención.
Este es precisamente el quid del asunto, sobre todo en países como Uruguay, donde por idiosincrasia solemos acordarnos de Santa Bárbara cuando truena, pero sin establecer como prioridades acciones mínimas, las más de las veces muy sencillas, para la prevención de afecciones evitables o por lo menos de diagnóstico muy favorable cuando son detectadas a tiempo.
El cáncer es precisamente una patología estigmatizada por el ciudadano común, pero con el paso de los años, nuevas tecnologías en los tratamientos han contribuido a mejorar el pronóstico, sobre todo a partir de los estadios iniciales de la enfermedad.
Ello indica la necesidad de establecer un diagnóstico precoz, en lo que también se ha logrado una sensible mejora a través de las tecnologías empleadas e incluso reduciendo el perfil invasivo de algunas intervenciones para el diagnóstico, por lo que se ha evolucionado significativamente en cuanto a facilitar que toda persona se tome apenas un tiempo mínimo, una o dos veces al año, en exámenes sencillos en favor de su salud.
Quizás la principal barrera que encuentra el ciudadano para cumplir esta meta está precisamente en la ventanilla de las mutualistas y servicios de salud, cuando cualquier consulta a un especialista significa solicitar hora con meses de anticipación y realizarse un examen necesario, un derrotero interminable. De todas formas, el punto es generar la conciencia que lamentablemente falta en muchos de nosotros para tomarnos ese tiempo que nos va a ayudar a evitarnos muchos problemas, traumas y momentos dramáticos, cuando todavía hay tiempo.
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