Paysandú, Sábado 12 de Febrero de 2011
Opinion | 11 Feb Autoridades provinciales y de la Dirección Nacional de Construcciones Portuarias y Vías Navegables de la Argentina suscribieron la documentación que permitirá el inicio de los trabajos para el dragado de emergencia que beneficiará al puerto de Concepción del Uruguay, el que por espacio de catorce o quince años ha sido solo una terminal “virtual” en el río Uruguay, cuando hasta entonces había sido un puerto pujante y vía de salida de grandes volúmenes de cargas de una vasta región eminentemente agrícola.
La profundización comprenderá el tramo comprendido desde los kilómetros 106 Paso Abrigo al 187 de Paso Arroyo Negro, y la decisión en tal sentido ha sido consecuencia de la audiencia que se celebrara en diciembre en Buenos Aires con el secretario de Transporte de la nación.
Para este emprendimiento se contará con equipamiento propio de la Dirección Nacional de Construcciones Portuarias y Vías Navegables, pero con la expectativa de que tras la emergencia para salvar la situación actual se pasará a un mecanismo de licitación pública que desde hace años viene reclamando Concepción del Uruguay para reactivar su puerto.
La decisión de nuestros hermanos de la otra orilla se traduce en acciones concretas a solo seis meses de la reinstauración del Comité Binacional de la Hidrovía del Río Uruguay en reunión celebrada en Concepción, con participación de delegaciones de departamentos y municipalidades de ambas orillas, tras la “congelación” en el relacionamiento bilateral que durante más de tres años tuvo lugar como consecuencia del conflicto promovido por la asamblea de activistas de Gualeguaychú a partir de la instalación de la fábrica de celulosa de Botnia.
Debemos tener presente que por más de tres años los activistas lograron presionar y amedrentar a todo aquel que en su provincia intentara algún acercamiento con Uruguay, promoviera acciones tendientes a la integración o por lo menos mantener algún grado de relación con la vecina orilla, por considerarlo “traición” a la causa ambientalista. Pero lo más absurdo fue impedir el mantenimiento en los pasos del río Uruguay al sur de Concepción, por considerar que esto beneficiaría a Botnia –aunque la empresa en realidad nunca se vio afectada--, medidas con las cuales terminaron ahorcando el último puerto de ultramar argentino por esta vía navegable.
Así, los grandes perjudicados han sido los puertos de Fray Bentos y Concepción del Uruguay, que tenían tradicionalmente un buen movimiento de buques de ultramar, y que a partir del cese del dragado tienen serios problemas de calado.
En el caso de la terminal uruguayense su movimiento es ahora solo una ínfima parte del que se registraba hasta hace poco más de una década, y sus consecuencias sobre la actividad económica de su zona han sido nefastas, pero a través de la acción decidida de gobernantes y fuerzas vivas locales se ha iniciado este proceso de reversión que en este 2011 apunta ya a captar grandes volúmenes de cargas desde Paraguay a través del enlace por ferrocarril, con salida de ultramar por el puerto de Montevideo.
En esa línea Concepción del Uruguay ha incorporado recientemente una grúa portacontenedores y ya cuenta además con infraestructura en sus muelles con este fin, por lo que con el apoyo del dragado de emergencia será prácticamente un hecho el inicio de operaciones de buques de buen calado para el transporte de contenedores, luego de que muchas de las cargas de su área de influencia se han derivado a los puertos del río Paraná, con la consecuente desocupación en la fuerza laboral que trabajaba en este puerto.
Felizmente el escenario productivo de nuestra región ha cambiado sustancialmente en la última década, a partir primero de producciones como la forestal y luego el “boom” agrícola, a la vez de abrirse muy buenas posibilidades para el transporte de contenedores mediante la complementariedad ya prevista entre los puertos de Concepción del Uruguay y Paysandú, que permite abatir los costos de los fletes y por ende potenciar producciones que tienen actualmente dificultades logísticas para estar en condiciones de competir en el escenario internacional.
Pero mientras se ha logrado muy buen avance en las obras de infraestructura del puerto sanducero, incluyendo el próximo arribo en abril de la gran grúa portacontenedores, no se ha logrado generar la misma eficacia en el trabajo de dragado de los pasos de Casa Blanca, que ya lleva más de una año de retraso y ni siquiera se llegó a la mitad del movimiento de sedimentos acordado. Tampoco está claro cuándo finalizarán las obras, mientras que en estos días la draga toma rumbo a Carmelo para reparaciones y no se espera poder tenerla de nuevo en nuestra zona antes de los seis meses, en el mejor de los casos.
A esta altura, ante la lentitud y las dificultades notorias para avanzar en el dragado, la Administración Nacional de Puertos (ANP), que ha actuado con suma diligencia y ha cumplido con sus compromisos para la reactivación del puerto, debería evaluar la firme posibilidad de buscar otras alternativas para acelerar el dragado, desde que a este paso nos vamos a encontrar con que los tiempos nos van pasar por arriba, y quedaremos en riesgo de perder por esta causa gran parte del potencial de captación de cargas del puerto sanducero, pese a su ubicación estratégica.
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