Opinion | 12 Feb En las últimas horas naufragó --al menos en primera instancia-- una propuesta del Partido Nacional para otorgar a los funcionarios del Senado 4.000 pesos extra por “compromiso de gestión”, al ser rechazada por casi todo el Frente Amplio (salvo Rodolfo Nin Novoa) y por los senadores colorados, en el marco de un conflicto protagonizado por el sindicato de funcionarios del Senado.
El tema estuvo sobre la mesa cuando se trató en el plenario el Presupuesto de la cámara, sobre el que la Asociación de Funcionarios de la Cámara de Senadores (Afucase) tiene reparos y reclama un aumento en la partida de “compromiso con la gestión”, entre otros puntos.
Planteado así, el tema aparece como una de las tantas reivindicaciones que reclaman gremios del Estado, estimulados por la actitud de un “patrón”, que es el gobierno y que ha cedido sistemáticamente a sus planteos.
Ocurre que el reclamo procede del sector de funcionarios que perciben seguramente las mayores remuneraciones y tienen posiblemente las condiciones de trabajo más favorables de todo el ámbito estatal, que se han “prendido” de mil y una ventajas concedidas por los legisladores en cada período, para congraciarse con quienes son una base de apoyo para su tarea parlamentaria.
Ocurre que una cosa es el legislador en su ámbito de trabajo, y otra muy distinta lo que debe hacer como representante del interés general, de quienes los eligieron para ocupar el sillón en el que se encuentran. Así, la Comisión de Presupuesto aprobó esta semana un proyecto que distribuye entre los funcionarios de Diputados el 25% de las economías generadas por no llenar vacantes. Se trata de algo menos de $ 24.000 por año para cada empleado, por lo que un senador herrerista planteó en nombre de la bancada nacionalista incluir en el Presupuesto un reclamo salarial de Afucase: un aumento de unos $ 4.000 en la partida de compromiso de gestión que ya cobran los funcionarios. El aumento es del 100%, ya que la partida hoy ronda los $ 4.000.
De lo que se trata precisamente es de celos entre sectores de funcionarios, que no quieren ser menos en cuanto a beneficios arrancados por cercanía con los legisladores, quienes deberían ocuparse de los reales problemas del país, en lugar de destinar tiempo y recursos que aportan toda la ciudadanía para contemplar aún más a quienes pertenecen al círculo de los trabajadores más favorecidos con el dinero de todos nosotros.