Locales | 12 Feb “Aquí, desde Paysandú, anunciamos y afirmamos que la Conspiración de Casa Blanca, el 11 de febrero de 1811, fue un hito relevante en este camino revolucionario de los primeros tiempos”, dijo el intendente Bertil Bentos, en la plaza de Casa Blanca, al atardecer de la víspera, 11 de febrero de 2011, bicentenario de ese hecho histórico, reconocido como uno de los primeros jalones de la revolución oriental.
Varios cientos de personas escuchaban con atención, entre ellos autoridades nacionales, departamentales y de Argentina. Fue una jornada especial, no solo para todos los casablanqueños sino para todos los sanduceros. Porque doscientos años antes “un grupo de patriotas de la región, que en esta tierra sanducera, aquí, decide informarse, conversar y proclamar que quieren ser libres”, agregó Bentos.
El silencio de los presentes representaba el respeto por aquel puñado de hombres decididos a cambiar la historia. En el estrado estaban presentes los ministros de Turismo y Deporte, Héctor Lescano, y de Cultura, Ricardo Ehrlich; el intendente de Río Negro, Omar Lafluf, el senador Jorge Larrañaga, los diputados Miguel Otegui y Walter Verri, el embajador de Argentina, Dante Dovena, el secretario general de la Intendencia de Paysandú, Horacio de los Santos, el presidente del directorio de Fricasa, Eugenio Schneider y otras autoridades. La banda municipal, ubicada delante del escenario, había abierto el acto, con canciones tradicionales y los himnos Nacional y de Paysandú. Luego Bertil Bentos subió al escenario para recordar a los primeros patriotas y para esparcir aquel mismo espíritu patriótico entre los presentes.
Aquellos albores revolucionarios, según recordó el intendente de Paysandú, “no era la guerra al español, era la guerra al régimen absolutista español, a las trabas aduaneras del monopolio comercial, a la problemática de distribución de la tierra en suelo oriental, al concepto de tierra sin ningún provecho que toda la Banda Oriental tenía como estigma”.
Por eso, Bentos no dudó en calificar a aquel año como “el de la admirable alarma”.
“La Conspiración de Casa Blanca”, siguió diciendo, ha pasado casi inadvertida en nuestros textos escolares y estudios de relevancia histórica.
Un tema controvertido, pero no por ello que debemos dejar de mencionar y ponerlo en el sitial de nuestra historia local y nacional que merece”.
“¿Qué fue la Conspiración de Casa Blanca, un pronunciamiento, una conspiración, un levantamiento?”, se preguntó Bentos. Y sumó otras preguntas: “¿Dónde exactamente se realizó? ¿Quiénes fueron estos patriotas que se reunieron o pretendieron reunirse en la noche del 11 de febrero de 1811? ¿Dónde habían nacido y a qué actividades se dedicaban?”.
Y, aunque dejó las respuestas a los historiadores, fue claro al indicar que “lo que sí hoy respondemos es que la Conspiración de Casa Blanca fue un hito más de la Heroica Paysandú”.
Recordó algunos de aquellos primeros patriotas y aseguró que es a partir de ellos y al resto de los que forjaron el movimiento revolucionarlo a lo largo de toda la patria los que con su entrega “hoy nos permiten vivir en un país libre, independiente y democrático, que queremos y nos comprometemos a seguir forjando”.
“Son los patriotas de este suelo sanducero que quiere prosperidad, que quiere bienestar en todos los órdenes de la vida personal y social”, subrayó el intendente de Paysandú.
En la parte culminante de su discurso recordó a Setembrino Pereda, cuando el historiador sanducero escribió: “Paysandú ha sido belicoso y patriota desde los primeros albores de la revolución americana” y, tomando esas palabras como base, consciente de vivir el día en que se conmemoraba el bicentenario de un hito independentista, Bertil Bentos aseguró que “así nos sentimos y seguiremos luchando para que nuestros hijos y nietos también gocen de esta preciosa y bendita banda oriental”.
Los aplausos retumbaron en la plaza e hicieron moverse nerviosos a los caballos de los jinetes portadores de estandartes, que a un costado del escenario se habían colocado, como vivo homenaje a la patria en gestación. Lentamente, las sombras de la noche ganaron espacio, y en el escenario el grupo de teatro Imaginateatro puso en escena “El grito de Casa Blanca”, una obra histórica que precisamente se refería a la conspiración.
En otro costado, una decena de puestos vendían artesanías y también había venta de comidas y bebidas. Y la música luego ganó el escenario, convirtiendo a la recordación en fiesta popular, donde se bailaba, se reía, se disfrutaba. Casa Blanca celebró así una noche profundamente particular, donde el orgullo que venía desde el fondo de la historia se mezclaba con la realidad de este 201l, donde en un país libre, la lucha continúa, por la prosperidad y bienestar. Para los que están, y para los que vendrán. Exactamente el mismo pensamiento que impulsó a quienes doscientos años atrás comenzaron el proceso que culminó en un país libre y soberano.