Paysandú, Miércoles 16 de Febrero de 2011
Opinion | 14 Feb Este lunes el Consejo de Ministros, encabezado por el presidente José Mujica, recibirá en la Torre Ejecutiva a la Comisión Coordinadora de la Educación Pública, ampliada a la participación de los presidentes de los consejos desconcentrados de la enseñanza, con el objetivo de analizar la situación de la educación en el Uruguay, en lo que se considera como un intento del mandatario de evaluar el escenario, intentar diagnósticos primarios y diseñar eventuales respuestas.
Menuda tarea, precisamente, porque además la iniciativa se formula luego que en la administración anterior se destinaran fuertes aumentos en recursos al sector, sin condicionarlos de ninguna forma a resultados, y por lo tanto no puede extrañar que el incremento del dinero vertido a la enseñanza pública no se viera por ningún lado, porque subsisten y --más aún-- se han agravado los serios problemas de nuestra educación.
De acuerdo a lo que se ha anunciado en esferas gubernamentales, en el encuentro de hoy se hará en primer lugar una presentación del tema a cargo del ministro de Educación y Cultura, Ricardo Ehrlich, y se darán a conocer respectivos informes de los consejeros sobre la situación en cada área, a la vez de establecer comparaciones con diagnósticos públicos que ha realizado el gobierno.
Es notorio que en más de una oportunidad el mandatario ha expresado severos cuestionamientos a la enseñanza que se imparte en nuestro país --incluyendo la formación universitaria-- y se mostró partidario en la campaña electoral de la creación de una nueva universidad, de carácter nacional, con énfasis en atender la realidad del Interior, lo que hasta ahora ha tenido por cierto nulo eco en los órdenes universitarios, que siguen en sus trece en cuanto a la defensa de la Universidad de la República en su esquema actual, más allá de algunas acciones que han permitido llevar algunos cursos al Interior.
Pero si bien hay inquietud, existen en el seno del gobierno diferencias notorias en cuanto a la evaluación y diagnóstico primario de la situación, por lo que mucho menos puede haber criterios formados respecto a las respuestas a dar en este escenario, sobre todo cuando hay sectores muy en sintonía con la actitud que han tenido hasta ahora los gremios de la enseñanza, cerrados en la defensa de sus intereses y no precisamente en mejorar la educación, al ser juez y parte en la problemática.
Por lo pronto el director general del Ministerio de Educación, Pablo Alvarez, dijo que el análisis de hoy abarcará el sistema educativo en forma global para poder formular un diagnóstico y a partir de allí “comenzar a definir como se establece la agenda de actividades e intercambios”.
Con una deserción que en Secundaria está llegando a no menos del 30 por ciento en la actualidad, también preocupan al presidente los pocos días de clase que se tienen en el año, respecto por ejemplo a países asiáticos, donde además las jornadas de estudio son mucho más largas.
También evaluó recientemente Mujica que no debe adjudicarse toda la responsabilidad de las carencias educativas a maestros y profesores, sino que también influye la instrucción familiar en la formación del niño e hizo hincapié en la “integralidad” de la educación no solo para acceder al trabajo, sino también como importante factor cultural, por lo cual apuntó a una visión integral.
Pero claro, estamos ante estructuras educativas que vienen desde hace muchos años, con el agravante de que la degradación de valores en la sociedad se ha traducido en niños y jóvenes con una pobre formación ya desde Primaria, con cuerpos docentes que también ponen de manifiesto un creciente deterioro en la idoneidad, con un emparejamiento general hacia abajo en todos los ámbitos de la enseñanza. A esto se suman la deserción y el bajo nivel que como regla general exhiben los egresados.
Si a ello todavía le agregamos falta de motivación, programas desactualizados y sensible desfasaje en cuanto a la capacitación de mano de obra calificada y formación profesional respecto a las necesidades de las empresas en las respectivas áreas, convendremos que estamos no solo ante serios problemas estructurales en la enseñanza sino también ante pronósticos muy reservados para el futuro del país.
La educación significa entre otras cosas formar ciudadanos, dotar de herramientas a la futura fuerza laboral para generar sus propios ingresos, mejorar la calidad de vida y traducir las oportunidades en realidades, con una evolución de la trama socioeconómica que debería contribuir a modernizar la economía en general, evitando a la vez la emigración y favoreciendo la mejor distribución de la riqueza.
Este esquema, muy simplificado, alcanza empero para situarnos en la real importancia del tema y la magnitud del desafío que debemos asumir, el que debe afrontarse con apertura mental, sin condicionamientos ideológicos y en el entendido de que no se trata de imponer visiones a quienes se encuentren en la vereda opuesta, sino entre todos tratar de acordar en el diagnóstico para generar las condignas respuestas que hace rato nos estamos debiendo.
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