Locales | 14 Feb LA REVUELTA, murga. Concurso Oficial de Agrupaciones de Carnaval, Primera Ronda. Dirección: Luigi Lemes. Actuación: 46 minutos. Anfiteatro del Río Uruguay. Sábado 12 de febrero de 2011.
La inteligencia de un buen director puede más que un elenco imperfecto, y eso queda claro en la presentación de esta murga de jóvenes integrantes, cuyas voces no logran mantener un coro realmente armónico a lo largo de toda la presentación, donde a veces las voces gritan más que lo que cantan y donde en un par de entradas lo hicieron en falso. Pero Lemes, presente en el carnaval sanducero desde mediados de los años 80 con la mítica “La Democracia”, seguramente sabía eso. Y buscó formas de expresión alternativas, para sacarle el mejor provecho al elenco con que cuenta.
Se basó en tres elementos principales: notable musicalidad, buena letra y una propuesta escénica que recuerda la estructura de la BCG. La musicalidad escapa de la cumbia y la salsa y utiliza en forma casi excluyente propuestas de cantautores populares uruguayos, incluso sanduceros. La letra tiene correcta rima (y cuando no la tiene lo especifica claramente), con fuertes dosis de autocrítica. “No andamos pontificando ni damos clase”, dice. La crítica es fundamentalmente social, con énfasis en la defensa ambiental y recoge la nueva tecnología de las redes sociales para incluirla en la presentación. La propuesta escénica recuerda la “locura” de la BCG, con la informalidad, diálogos cruzados e interrupciones.
Quizás el elemento más buscado en una murga, precisamente porque es portadora no sólo de ilusiones sino de un mensaje, es la autenticidad. Esta murga, cuya principal falencia está en un coro no siempre efectivo a lo largo de la presentación, respira autenticidad. Es una propuesta madura, que sabe mirar sin apasionamientos, que a la hora de criticar empieza por casa y luego se expande a todos lados, aunque enfatiza en dos cosas: la necesidad de defender el medio ambiente y el criterio de que detrás de los infanto juveniles están aquellos “que no ligaron nada”.
El humor, que no falta, está en un bombo que toca solo y así “habla”, en la historia de las canciones cambiadas y en los “chupasangre”.
Hay tres cambios de vestuario, buena movilidad en escena y las ganas de presentar un buen espectáculo.
La murga tiene como elemento fundamental un coro, y es allí donde aparecen los principales inconvenientes. El resto del espectáculo satisface plenamente. E.J.S.