Paysandú, Viernes 18 de Febrero de 2011
Locales | 15 Feb Como en anteriores comentarios en esta columna --y hoy se reitera-- es indispensable en el país restablecer buenos servicios ferroviarios. Por tanto, rectificar profundamente el muy grave error que se cometió ya hace muchos años, más bien décadas, al no darles la trascendencia que tienen, pues no se aplicaron con la eficacia indispensable fórmulas tendientes asegurar su buen funcionamiento mediante una adecuada labor de mantenimiento, tanto para el material rodante como para las vías, con el resultado desfavorable que ya desde hace muchos años se advierte, a lo que se agrega que, obviamente, aún se mantiene inalterado, no obstante las décadas transcurridas desde su implantación, el conjunto de vías existente. Emerge de las afirmaciones precedentes que, dado su mal estado, las vías y el material rodante que hoy existen prácticamente no aportan nada al transporte de grandes volúmenes, en especial cuando se trata de muy largas distancias, precisamente en circunstancias en que en el país es indispensable contar con ferrocarriles en buen funcionamiento tanto en vías como en material rodante, para que el traslado de grandes y pesadas cargas no se realice por carreteras, como es el caso, por ejemplo, del material forestal, para no afectar severamente los pavimentos con paralela exigencia de importantes de recursos financieros para su reparación.
Además, el ferrocarril facilita realizar la conexión del servicio de cargas llegadas por vía marítima entre los centros urbanos, según han señalado quienes dominan la respectiva materia logística de los transportes.
Precisamente, en reportaje publicado el pasado año en EL TELEGRAFO, quien dirige una empresa constructora explicó que en el país hay “mucho por hacer” en la materia y que “recién ahora se empezó a ver con conciencia el transporte ferroviario, que es muy necesario por la explosión que ha tenido el país en los últimos años”. Dijo “que falta desarrollar puertos para sacar la mercadería al exterior”, y que “el ferrocarril le puede cambiar la vida al país, sobre todo para la radicación de proyectos, porque para transportar grandes volúmenes no hay cosa más eficiente que el ferrocarril”.
Lo expuesto se considera bastante claro para explicar la real necesidad, y hasta urgencia, que existe para restaurar el buen funcionamiento de tales servicios y su ampliación futura, pues su deficiencia es tal que, en función de informaciones hace meses trascendidas, es menester recuperar 1.000 kilómetros de vías de los cuales, hacia julio del año anterior, se había recién puesto en marcha la reparación de 422, con aspiración de que sea posible circular a una velocidad mínima de 40 kilómetros por hora, con capacidad de carga de 18 toneladas por eje. No está en condiciones quien escribe de glosar cuál es hoy el grado de ejecución de tal proceso de reparaciones, pero descuenta que ha de ser importante.
Si bien tal restauración exige muy importante aporte financiero, ello, además de ser absolutamente indispensable, ha de evitar como compensación que el erario se vea en la también indispensable carga de erogar lo que debería destinarse a reparar los pavimentos carreteros si el ferrocarril no se restaurara.
Lo expuesto, así se entiende, explica con claridad la urgencia que existe para que cuanto antes se restauren en buen funcionamiento los servicios ferroviarios y se amplíen en la medida en que las necesidades del país lo requieren.
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