Paysandú, Viernes 18 de Febrero de 2011
Opinion | 15 Feb La tuberculosis es una enfermedad contagiosa reemergente. Muchos pueden pensar que está erradicada en nuestro país, pero no es así, incluso están comenzando a levantarse voces que advierten sobre el crecimiento de la enfermedad.
Al igual que el resfriado común se propaga por el aire. Sólo las personas enfermas de tuberculosis pulmonar pueden transmitir la infección. Cuando tosen, estornudan, escupen o hablan, los sujetos infectados propulsan en el aire los gérmenes de la enfermedad, conocidos como bacilos tuberculosos. Basta con que una persona inhale unos pocos gérmenes para que contraiga la infección.
Si no recibe tratamiento, una persona con tuberculosis activa puede infectar a una media de entre 10 y 15 personas en un año. Sin embargo, los sujetos infectados no desarrollan necesariamente la enfermedad aunque aproximadamente entre un 5 y un 10% de las personas que se infectan y no son tratadas por la infección latente, desarrollarán la enfermedad en algún momento de sus vidas.
En Uruguay, en 2009 se registró un total de 712 casos de tuberculosis (21 casos por 100.000 habitantes). Ahora, un estudio de la Cátedra de Enfermedades Infecciosas de la Facultad de Medicina advierte sobre la falta de información acerca de la incidencia de la tuberculosis en los trabajadores de la salud.
El mismo, cuyos resultados fueron divulgados por Últimas Noticias, advierte que “cuando los enfermos con tuberculosis se asisten en servicios de salud, se corre el riesgo de que contagien al personal que los atiende, a otros enfermos y a los visitantes”, y agrega que “ese riesgo, que es poco tenido en cuenta por los sistemas de salud y por sus trabajadores, es real, es elevado y es causa de brotes de tuberculosis nosocomial”.
El reclamo debe ser tenido en cuenta, pensando no sólo en el personal médico --seguramente más informado y capacitado para tomar medidas de prevención e identificar eventuales síntomas de este tipo de enfermedad-- sino en el resto de los pacientes que por cientos y miles transitan por los centros de salud del país.
Se impone que las autoridadades de la salud atiendan cuanto antes este tema para conocer cuál es su real incidencia, reconocerla como una enfermedad ocupacional si lo está siendo y, a la vez, llevar adelante programas de prevención que den seguridad y tranquilidad tanto a trabajadores de la salud como a los usuarios.
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