Opinion | 13 Feb Uruguay presentó oficialmente a la Agencia Internacional de Energía Atómica expedientes para la construcción de centrales nucleares. En la sede de dicha agencia en Viena, unos cien delegados de más de 50 países participaron en el seminario, en el que se discutió sobre las normas de seguridad y la formación de personal. La mayoría de los países que cuentan con proyectos de construcción de centrales nucleares son naciones en desarrollo, tales como Polonia, Kuwait, Jordania, Marruecos, Túnez, Nigeria, Bangladesh, Tailandia, Vietnam, Chile y Uruguay.
Con este anuncio divulgado en las últimas horas, es casi seguro que pronto la energía nuclear será centro de profundas discusiones en nuestro país. Durante su mandato, el ex presidente Tabaré Vázquez impulsó el análisis de la posibilidad del uso de la misma y meses atrás, el presidente José Mujica retomó el tema y cuestionó el panorama energético nacional al señalar que estamos “generando energía en base a plata” y remarcó como “hecho sustantivo” que Argentina y Brasil van a inaugurar nuevas plantas de energía nuclear.
Sin embargo, reconoció que la energía nuclear “tampoco nos independiza de la necesidad de importar. No tenemos la materia prima, ni estamos en condiciones de tenerla”, admitió, al igual que sucede con el petróleo y el carbón.
Ese es un punto realmente importante que cabe tener en cuenta a la hora de tomar una decisión: la energía nuclear no nos dará independencia energética y que la dependencia tecnológica y operativa será aún mayor que la actual.
Por otra parte, en la discusión de iniciar o no un proceso de producción de energía nuclear no habría que perder de vista –para contraponer en el otro platillo de la balanza—la posibilidad de desarrollo de fuentes autóctonas y sostenibles de energía, camino en el que el avance, si bien existe, es lento. Tampoco habría que perder de vista que actualmente existe una ley que prohíbe la generación de energía nuclear. Puede argumentarse que si hay consenso político esta situación puede cambiar. Y es cierto pero bueno sería que las decisiones también se tomen con consenso social.
En este sentido, cabe señalar que una reciente encuesta indica que sólo el 24% de los uruguayos está de acuerdo con la energía nuclear, un 58% en desacuerdo, un 13% no opina y un 5% no tiene opinión formada. Desde otro punto de vista, el 88% contestó que prefiere la que contamine menos aunque sea más cara.
Seguramente la producción de energía nuclear aún está muy lejos de la realidad uruguaya aunque la discusión sobre el tema ha sido lanzada sobre la mesa y habrá voces a favor y en contra. El país necesita nuevas fuentes de energía pero las decisiones que se tomen necesariamente deben contemplar todos los argumentos con visión amplia.