Paysandú, Viernes 25 de Febrero de 2011
Locales | 25 Feb Ya son rellenados los últimos tramos de vigas, aunque la finalización de la obra no se concretará en la fecha prevista originalmente. La nueva Escuela 58 de Parada Esperanza ya es casi una realidad, pero habrá que esperar unos seis meses más para la inauguración. Los tiempos de entrega --al decir de algunos padres-- se han dilatado y de acuerdo a algunos comentarios esto obedece a la falta de personal.
“Pensamos que en cierta forma se debe al estado del tiempo, pero a mi modo de ver creo que falta más gente en la obra”, sostuvo Laura Iglesias, integrante de la comisión de padres del referido centro educativo.
“Creo que hay alrededor de once obreros y para el tamaño de la edificación y magnitud de la obra me parece que es muy poca gente trabajando”, subrayó.
Para los vecinos de Esperanza, la concreción del nuevo edificio ha significado una lucha que lleva 50 años de intensos reclamos y largas esperas.
El edificio es construido por el Área de Proyectos a través de la Administración Nacional de Educación Pública y el Consejo Directivo Central. La obra está a cargo de la empresa Río de la Plata, bajo la dirección del arquitecto Juan Carlos Silva. El proyecto incluye sala para maestros, cocina, comedor, sala de Dirección, cuatro aulas --de las cuales dos contarían con baños propios--, batería de baños, patio central cerrado y cancha multiuso, así como cerramiento perimetral con tejido.
Los vecinos presentaron una nota a las autoridades de la Educación Pública solicitando que la escuela sea de tiempo completo, pero todavía no han tenido respuesta. Actualmente la Escuela recibe a 79 niños y para el presente año se prevé el ingreso de cinco más. Cuenta con cuatro docentes, incluyendo a la maestra directora, que además atiende sexto año. Se dictan cursos desde inicial a sexto año.
La escuela 58 de Parada Esperanza dicta clases desde hace tres años en el salón comunal del centro poblado, que fuera reacondicionado para tal fin. Desde que fue confirmada la construcción del nuevo edificio, los niños aguardan ansiosos la finalización de la obra. “Hubo un momento en que la Escuela se había dividido en dos partes y los niños habían perdido la identidad de lo que era la institución, porque algunos decían: ‘nosotros vamos al centro de barrio’ y otros que ‘iban al salón comunal de Mevir’. No había una identificación uniforme de la Escuela”, dijo la integrante de la comisión.
Iglesias aseguró que “la expectativa y ansiedad de los chiquilines es tal, que el año pasado los que terminaban quinto preguntaban cuándo iba a estar pronto el nuevo edificio, porque estaban a un paso de terminar Primaria y tal vez no lo iban a utilizar”.
Agregó que “todo esto es producto de la lucha de todos los vecinos. Ha sido el esfuerzo de los propios padres y abuelos, como así también de otros familiares que golpearon muchas puertas”. También consideró que “una vez que no se pudo continuar con el edificio anterior, se tendría que haber programado para que el nuevo local escolar estuviera pronto en tiempo y forma, y no esperar todo un año para poder concretar la nueva obra. Casi siempre se nos decía que había que esperar, que todo llevaba su proceso, que había que hacer un llamado a licitación y que había que ver las empresas. Mientras tanto los tiempos se fueron dilatando. Pero hoy todos estamos expectantes para el momento de la inauguración tan anhelada”, concluyó Iglesias.
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