Paysandú, Lunes 28 de Febrero de 2011
Locales | 28 Feb Un grupo de ciudadanos de Paysandú inició una campaña de adhesiones, para solicitar a la Comisión de Patrimonio Histórico y Cultural de la Nación la declaración como “patrimonio histórico nacional” del edificio de la Jefatura de Policía.
La iniciativa es promovida por el coordinador de la Red de Patrimonio de Paysandú, arquitecto Rubens Stagno, y José Rivero, ex presidente de la Comisión Departamental de Patrimonio, y diario EL TELEGRAFO.
En la carta que se enviará a la presidenta de la Comisión de Patrimonio Histórico y Cultural de la Nación, ingeniera María Simón, se indica que el histórico edificio es un “mojón representativo” de un período de paz y progreso de la historia del país, así como testigo mudo de los hechos trágicos del año 1864 y de la heroica Defensa de Paysandú.
“Como obra representativa de las corrientes neoclasicistas, ideas y formas que en la arquitectura nacional fueron plasmadas en el período republicano, bajo la influencia italianizante y como arquitectura, cuyos autores formados en Italia, dejaron el legado de sus conocimientos en nuestra tierra litoraleña” es que “destacamos que a nuestro criterio, es el primer edificio público que se construyó en el Interior del país para responder a las necesidades de consolidar la República”, agrega.
La edificación se mantiene hasta hoy en sus funciones, con especial cuidado de la estructura y ornamentación original, cualidades que a juicio de los proponentes “merecen la Declaratoria de Monumento Histórico Nacional, un reclamo que la sociedad sanducera ha sostenido por años, y que no dudamos de la respuesta positiva que finalmente nos dará esa prestigiosa Comisión Nacional”.
Un poco de historia
La construcción del nuevo edificio, sede de la Jefatura Política y de Policía, y Juzgado Ordinario comenzó en enero de 1860 y culminó en 1862, durante la jefatura política de Basilio Pinilla. En el programa de la obra se establecía que en torno a un gran patio central, se dispondrían una antesala, una habitación para el jefe, una para la Junta Económica Administrativa, otra para sus sesiones, una espaciosa para el alcalde ordinario, otra para los litigantes, y otra para el Juzgado de Paz. Habría un aljibe de trescientas pipas de agua, con capacidad para abstecer a todas las oficinas.
Los hermanos
Poncini
Para llevar a cabo su trascendente gestión, Pinilla convocó a los hermanos Bernardo y Francisco Poncini, oriundos del cantón suizo del Ticino, de habla italiana, quienes ya tenían importantes obras en la capital. Su formación en el Norte de Italia data presumiblemente de los años 1840 a 1845.
“Fue Francisco Poncini quien se radicó en Paysandú, trabajando como maestro de obra, para lo cual obtuvo la colaboración de una importante inmigración italiana. Recién llegados a nuestra ciudad, constructores, albañiles, carpinteros, ebanistas y herreros poseían un gran amor por su oficio”, recordó Stagno.
Junto a Rivero también destacó que “en el arte de la escultura, los aportes de Giuseppe Livi, nacido en Carrara en 1820, formado en la Academia de Bellas Artes de Florencia, autor de la Estatua de la Libertad en mármol, en el centro de la plaza Libertad (hoy Constitución) y con posterioridad también autor de la escultura en bronce que remata la ‘Columna de la Paz’, en la plaza Cagancha (1867). En el caso particular de la Jefatura, contribuyó en su fachada con dos esculturas en los extremos del frontis, (se trata de la Justicia y la Fortaleza) y seguramente en parte de la ornamentación. También es de su factura el brocal del aljibe realizado en una sola pieza de mármol de carrara en el patio central. En sus ocho caras, se alternan las figuras que representan los cuatro continentes y cántaros con flores”, explicaron.
Arte y arquitectura
El texto que se enviará a la Comisión Nacional de Patrimonio señala también que “en el Río de la Plata, luego de las luchas independentistas, se produce una ruptura con la estética colonial española y se impone un historicismo neoclásico en busca de las raíces de la República y el Derecho, de sus valores éticos y virtudes cívicas” y que este estilo --de modalidad franco italiana-- de carácter colonial da paso a una etapa republicana y que “estas ideas y formas son las que prevalecen en la construcción de Paysandú a partir de 1858 y el edificio de la Jefatura es un muy buen ejemplo: no responde a un estilo puro, sino a una combinación de estilos clásicos griegos y romanos, reúne en su fachada elementos pertenecientes al orden dórico y al orden toscano”.
La tragedia
“La historia, que muchas veces reserva hechos que nos asombran por sus contradicciones, quiso que aquella etapa posterior a la Guerra Grande, de paz y progreso, tan promisoria para el país y en especial para Paysandú, terminara con una tragedia. De pronto la paz se convirtió en guerra, el progreso en destrucción y la vida valiosa de orientales, sanduceros, entrerrianos y hasta brasileños, en muerte”.
“Fueron entonces aquellos bellos y trabajados muros de la Jefatura, quienes sirvieron de trincheras, para contener el ataque de las fuerzas de Venancio Flores, coaligado con fuerzas imperiales brasileñas y con el apoyo de la oligarquía porteña”, agrega la misiva.
La Defensa, que culminó el 2 de enero de 1865, duró 33 días, a cargo de Leandro Gómez y un puñado de 900 hombres que habían jurado luchar por la Independencia y la Constitución, hasta vencer o morir. El edificio de la Jefatura, convertido en uno de los bastiones de los defensores, sufrió impresionantes daños en su fachada, debido a los tiros de cañón, al igual que la Iglesia en proceso de construcción. En los años posteriores pronto fue restaurada, y hasta nuestros días existe una constante preocupación de la sociedad sanducera por su conservación y mantenimiento.
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