Paysandú, Miércoles 02 de Marzo de 2011
Opinion | 25 Feb Desde siempre, el sistema político y empresarial uruguayo ha sostenido que para crecer el país debe exportar más y hacia más mercados. Obviamente, en ese entorno, la carne ovina y bovina (especialmente) son productos fundamentales en esa ecuación de hacer crecer el país a través de las exportaciones, de la venta de nuestros mejores productos al extranjero, a otras naciones y con esas operaciones elevar la economía interna.
Ahora bien, de acuerdo a las expresiones de jerarcas de gobierno, entre ellos el propio presidente José Mujica, se ha llegado a un punto en que aumentar las exportaciones hará elevar el precio interno de la carne, debido precisamente a que se exporta en tal cantidad que la cantidad de cabezas de ganado no alcanzan para además satisfacer la demanda interna, por lo que “cuanto más vendemos en el mundo más nos sube internamente”, según las palabras del Presidente.
Es claro que si se aumentan las exportaciones sin hacer lo propio con las cabezas de ganado, habrá menos vacas disponibles y por tanto, lo que quede para el mercado interno no solamente será de menor calidad sino también de mayor precio.
En Uruguay se aplica mayoritariamente el método extensivo de crianza de ganado, que aumenta el sabor de la carne pero extiende los plazos de producción, al tiempo que no puede adaptarse a las demandas del consumo.
Por otro lado, la disminución del consumo de carne en Argentina dejó a Uruguay en el primer lugar en el mundo en consumo, equivalente a unos 60 kilos por habitante. Esto quiere decir que tanto para la dieta como para la canasta familiar, la carne ovina ocupa un sitial preferencial, que ahora se ve amenazado por el gran auge en las exportaciones, en tanto no hay señales claras desde el gobierno para establecer políticas que permitan el aumento de producción de ganado, que es precisamente lo que se necesita para mantener sano y dentro de precios razonables al mercado interno.
No parece lógico alegrarse por el aumento en las exportaciones cuando esto trae aparejado problemas para satisfacer la demanda interna, lo que a su vez quiere decir que todo el amplio sector dedicado industrial y comercialmente al negocio de la carne dentro de fronteras podría entrar en crisis, si esta situación se profundiza sin que aparezcan medidas alternativas, como potenciar aunque más no sea parcialmente una explotación ganadera intensiva, con la que sí se pueda satisfacer la demanda de los propios uruguayos.
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