Paysandú, Jueves 03 de Marzo de 2011
Opinion | 26 Feb En estos momentos, uno de los temas que ocupa la agenda parlamentaria refiere a la iniciativa de algunos legisladores jóvenes –de todos los partidos-- tendiente a la aprobación de una norma que según ellos atiende una realidad y una necesidad, que es el de habilitar por ley el autocultivo de marihuana para consumo personal.
Con este fin ya están circulando tres iniciativas y ahora se discute sobre la cantidad de plantas que se le permitiría tener a cada persona, en tanto según ha trascendido legisladores del Frente Amplio y autoridades del Ministerio del Interior estudian la posibilidad de impulsar una ley de amnistía para todos los procesados con prisión por tenencia de marihuana.
Nuevamente, tras consultarse iniciativas que se han formulado en anteriores períodos, ha sido traído al tapete un tema que está muy lejos de ser sentido por el ciudadano común, y que solo atañe a un núcleo muy menor dentro de la juventud del país.
En la Junta Nacional de Drogas ya un planteo similar no había caído bien y según el presidente del organismo, Milton Rompani, “este es un tema que ya se ha discutido en otro momento y que sería bueno que se busque cuáles fueron los fundamentos en cuestión para no legalizar”. Acotó que “la marihuana es como todas las drogas, algo que hace daño y fumarla es perjudicial para la salud y el argumento de que no hace nada no es válido”, y propuso a su vez que cuando el tema se discuta en la comisión legislativa se analicen aspectos científicos y de política criminal.
Pero por lo pronto, la reflexión principal que surge a partir de esta inquietud es si realmente no existen problemas de real magnitud para los jóvenes en el Uruguay antes que preocuparse por lograr que se pueda promover como un hecho positivo que cada uno pueda cultivar marihuana para su uso, desde que por más que se haga hincapié por los interesados en que se trata de una droga “blanda”, no puede obviarse que se trata de una droga potente y que por lo tanto en mayor o menor medida produce un estado de enajenación mental y afectación de sentidos, lo que no es un tema menor.
Y en lugar de dedicarse a buscar mecanismos para la liberalización de la marihuana, debería ponerse énfasis en diseñar y elaborar políticas que permitan alejar a los jóvenes de toda droga, mediante la promoción de la capacitación, la inserción laboral, el deporte y la organización de actividades que ocupen la mente y el físico en acciones útiles
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