Paysandú, Jueves 03 de Marzo de 2011
Deportes | 01 Mar Otra vez afuera. La Copa Nacional de Selecciones parece inaccesible para un fútbol sanducero que año a año, y desde hace ya demasiado tiempo, sigue sufriendo su participación en el torneo más importante a nivel de selecciones de la Organización del Fútbol del Interior.
Muy atrás quedaron aquellas presencias en las que se dejaba huella, en las que se llegaba hasta lo más alto, o al menos a la definición del título. Hoy por hoy parece que el hincha tiene que conformarse con poco, y más allá de la ilusión que despierta ver a la Blanca en la cancha, parece no ser sano el pensar que se puede pisar fuerte.
Esta vez Paysandú se quedó en la segunda fase, después de superar previsiblemente la primera etapa, en la que los sanduceros integraron un grupo de tres equipos, siendo débil por demás uno de ellos, Bella Unión, que ni siquiera tenía fútbol de entrecasa. Y terminó quedándola en las que duelen.
Nuevamente el fútbol sanducero se sumergió en el fracaso. Y resulta ilógico buscar responsables por el lado del cuerpo técnico o de los jugadores. Es cierto, podrá discutirse si el técnico Sergio Esquivel planificó de la mejor manera la preparación y los partidos, o si eligió bien los nombres para integrar el plantel.
Pero no puede discutirse que la falta total y absoluta de planificación del ámbito dirigencial sigue siendo el talón de Aquiles del balompié sanducero. Y otra vez, cansados de tanta sopa, los hinchas se tuvieron que bancar dos platos.
Hablar de un proceso de selección parece mala palabra. Mencionar la posibilidad de planificar la actividad local con el objetivo de que el trabajo realizado pueda reflejarse de la mejor manera a nivel de selecciones, es impensado. Trabajar con varios meses de anticipación en busca de los recursos económicos, es una locura.
Y basta con recordar cómo se inició este nuevo ciclo de selecciones. Comenzó inmerso de dudas, a contrarreloj, porque la Liga definió a último momento la presentación en el campeonato, y gracias a que la Intendencia aportó gran parte del presupuesto al colaborar con el transporte de los seleccionados.
Mientras, la actividad local seguía en rodaje; y luego de un increíble manejo de opciones para definir al entrenador, apareció como segunda posibilidad la de Esquivel, luego de la renuncia de Julio César Coiro, a quien se le ofreció la selección mayor en primera instancia.
Después, ya sin tiempo, hubo que diagramar una preparación con jugadores que estaban desde hacía varias semanas parados, y otros que estaban inmersos en la actividad de entrecasa. Así es imposible realizar una preparación en serio, con el trabajo físico necesario para poder afrontar la exigencia de la Copa, y con los minutos de fútbol necesarios para cualquier equipo si quiere presentarse como tal en cualquier competencia, mientras algunos rivales hacía más de un mes que estaban entrenando.
En definitiva, se terminó haciendo lo que se pudo más allá de los errores cometidos por el cuerpo técnico o los futbolistas, lo que es harina de otro costal. Y mientras en la Liga se sigue tomando sopa, sin que nadie pueda darse cuenta de que el hincha está harto de que le sirvan lo mismo año a año, y que los dirigentes sigan sin ser capaces de presentar en la mesa el plato principal.
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