Paysandú, Sábado 05 de Marzo de 2011
Locales | 26 Feb Con tres años de edad, Rosina tiene una enfermedad llamada “encefalopatía progresiva” que, entre otras cosas, le hace perder el control muscular y el desarrollo cerebral, ya que crea una degeneración del tejido. No es un caso fácil en medicina --la mayoría no lo son-- pero tiene posibilidades de al menos mitigar el problema si se da exactamente con las causas y las posibles formas de minimizar su efecto, que en este caso estaría vinculado al cuerpo calloso.
Con el apoyo del Estado a través del Banco de Previsión Social (BPS) y ASSE, los padres han podido establecer genéricamente su problema, y ha sido atendida en distintas instituciones médicas de Uruguay donde se han hecho varios análisis, como el sanatorio Canzani, el hospital Policial --donde se le hizo una punción lumbar y otros estudios de la columna-- o en el sanatorio Impasa. También la llevaron al Sanatorio Adventista del Plata (Puiggari) y en Paysandú es tratada en el Hospital Escuela del Litoral por el neuropediatra Pablo Suárez.
Acá, fisioterapia
Rosina, que ya tenía problemas en la movilidad y control de sus músculos, comenzó con problemas de deglución y no puede alimentarse normalmente. Lo que podría hacerse acá es un tratamiento de fisioterapia para tratar de mantener sus músculos con cierta respuesta. También tienen fecha --el 22 de marzo-- para el diagnóstico que hará la organización Teletón, que apoya a las familias con estos problemas. “Tenemos expectativas por lo que pueda hacerse en Argentina, en el hospital de niños Garraham de Buenos Aires”, dijo a EL TELEGRAFO su mamá, Estela Pintos. Aseguró que allí hay más experiencia en este tipo de patologías, por lo que podrían hallar alguna solución, y “hay una policlínica de errores del metabolismo que puede ver cuál es la causa del problema”. Sin embargo, para ello tienen que ir a Buenos Aires y esperar durante unos días mientras se hacen los análisis correspondientes. El problema es que no cuentan con los recursos necesarios para esto, y el BPS no cubre costos en el exterior. Su esposo, albañil, está ahora desocupado, y ella hace algunas limpiezas, pero es para sobrevivir junto a los otros dos hijos del matrimonio.
Es la segunda vez
La familia ya pasó por una situación similar. “Se nos fue Gabriela, que tuvo el mismo problema. No hay problemas genéticos, pero no se sabe porqué les pasó a las dos hermanas. Esa vez no pudimos hacer mucho, y yo era muy joven. Pero ahora queremos buscar todas las posibilidades para que Rosina tenga una vida mejor”, dijo esperanzada. Para financiar el viaje, estadía y análisis en el hospital Garraham de Buenos Aires, Estela abrió una cuenta en Abitab, con el número 20399 a nombre de Rosina Rocha, por lo que solicita el apoyo de los sanduceros para intentar la búsqueda de una solución a la enfermedad de su hija. Prometió además informar detalladamente lo que pueda suceder en Buenos Aires, como una forma de “devolución” por el esfuerzo que puedan hacer sus conciudadanos para esos estudios.
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