Rurales | 04 Mar El déficit hídrico generado en el último mes de 2010 y al inicio de este año, ha generado problemas importantes para el sector apícola del departamento. El cambio climático con secas prolongadas y algunas lluvias muy fuertes, afecta la producción de miel, determinando que en la parte productiva “hace un par de años que venimos logrando menores rendimientos en la cosecha”, indicó a EL TELEGRAFO Omar Bonilla.
El integrante de la cooperativa Calapis, también se expresó sobre la agricultura extensiva, refiriéndose principalmente a la incidencia de la soja, “con los problemas que ocasionan los controles de las chinches a través de las fumigaciones, generando un impacto muy negativo en la apicultura”. Esto ha llevado a que se detectaran “mortandad de colmenas, además del corrimiento de colmenas en los campos”.
El productor recordó que antiguamente se trabajaba mucho con praderas, “lo cual hoy prácticamente no se está haciendo. La agricultura intensiva ha determinado que se deban llevar las colmenas a zonas más concentradas, como montes naturales y alejadas de la agricultura”.
Otro de los factores negativos planteado por Bonilla tiene que ver a la adquisición de muchos establecimientos por parte de empresarios del exterior, “lo que nos lleva a tratar a veces, con emprendimientos en donde ni siquiera conocemos al dueño. Incluso con el simple hecho de que va a cultivar soja, nos están corriendo debido a las fumigaciones que efectúan en el cultivo. En los últimos años ha disminuido la cantidad de colmenas y de productores que se dedican a la apicultura. “El sector demanda hoy en día muchos costos y ya no es lo mismo que antes. Se debe realizar un plan de alimentación, que lleva azúcar, proteína, etcétera”, comenta. Esto es similar a los insumos, como por ejemplo el combustible, “que con esta suba encarece aún más el trabajo”, entiende Bonilla. Sostuvo que “cuando un productor cobra un tanque de miel y lo cambia, lleva a que ese cambio de la moneda no lo haga tan competitivo, perdiendo poder de compra, detalles que suman y que determinan que la rentabilidad del rubro no encuentre un equilibrio”.
Calidad
Uruguay viene manteniendo la inocuidad de sus mieles, “lo que esperemos se mantenga”, comentó el apicultor y dirigente gremial. Acotó que “la miel de nuestro país está muy bien considerada a nivel mundial y no se han presentado problemas de mercado. Sí surgen más exigencias en cuanto a los controles de residuos de antibióticos por parte de los productores, además del PA, que son los niveles de alcaloides en mieles.
La sala de extracción de la cooperativa Calapis ubicada en las costas del arroyo San Francisco, sobre Ruta 3, está habilitada por el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), y lleva un control estricto de la trazabilidad en la apicultura. Bonilla explicó que el productor “llega con su material de miel, se le hace una boleta y debe declarar de qué zona proviene ese producto. La misma debe ser correlativa a la declaración que hizo al final del ejercicio en el MGAP. De esta manera, el ministerio va conociendo qué cantidad de miel va saliendo por zonas, o sea, los rendimientos que se obtienen en las colmenas”.
Notorias diferencias
La diferencia entre las mieles que se obtienen en diferentes épocas y de colmenas ubicadas en determinadas zonas productivas “son muy notorias”, estableció Bonilla. “Las mieles claras son las más requeridas por los mercados internacionales, presentando una mejor salida y con mejor precio. La miel de pradera mucho no se ve”, aclara, “y a medida que avanza la estación, va oscureciendo”. Acotó que la de eucalipto “es la más oscura y cristaliza más rápido, pero son kilos de miel que también sirven para el rubro”.
Alemania es el principal mercado actualmente de la miel que exporta Calapis. Comenzó a surgir demanda desde Estados Unidos –por lo menos hay pedido de precios--, lo que también puede ser una posibilidad.
Convenio
“Con Forestal Oriental se realizó un pequeño taller, a través de un convenio marco entre Calapis y la empresa forestal”, indicó el productor. “Al principio estuvo relacionado con la prevención de incendios, pero después se trató también la idea de formalizar el ingreso de apicultores dentro de los predios forestales y principalmente para la prevención de incendios”.
Entiende que para el apicultor “es una buena alternativa, porque teniendo en cuenta que la zafra de eucaliptos va desde mediados de febrero a fines de abril, genera un buen ingreso para el productor, obteniéndose de 20 a 30 kilos de miel por colmena, siendo bien manejadas”.
Bonilla sostiene que sería bueno que en un futuro, “algo similar suceda con el sector sojero, que se realice un encuentro y se pueda llegar a algún acuerdo en este sentido, en la extracción de néctar por parte del apicultor y en el grano por parte de los agricultores”.