Paysandú, Sábado 12 de Marzo de 2011
Opinion | 09 Mar No solo en Paysandú, sino en todo el país, el tema del creciente caos en el tránsito en las ciudades, tanto grandes como pequeñas, es una de las principales y más importantes preocupaciones. No hay día en que no se conozca la noticia de algún accidente grave o un fallecimiento en las calles o rutas, aquí cerca o allá un poco más lejos. En un elevado porcentaje el error humano está presente, pero en otro buen porcentaje la imprudencia es la responsable de esos accidentes que muchas veces cobran vidas.
Las autoridades respectivas tratan de impulsar políticas de diverso tono procurando contener lo que parece una avalancha de accidentes de tránsito. Los costos que la sociedad paga por los mismos es altísimo, aunque de eso se hable poco. Pero sin dudas que los costos hospitalarios que paga el sistema de salud, que en Uruguay se basa en la solidaridad, son muy elevados.
La herramienta más utilizada es la construcción de lomadas, lomos de burro y similares. Es una barrera que se coloca en la calle y que obliga a reducir la velocidad de todos los vehículos. La actual Administración apuesta fuertemente a este sistema, en el entendido que es la única manera de reducir la cantidad de infracciones por exceso de velocidad especialmente.
Como no se respeta la Ordenanza de Tránsito, las lomadas siguen apareciendo. Incluso piden en localidades del interior del departamento. Prácticamente todos los barrios quieren tener su lomada para protegerse de los bólidos irresponsables en dos o cuatro ruedas.
En los últimos días, además, se han producido varios accidentes en lomadas, especialmente en la zona del Complejo Irene Sosa, con varios motociclistas heridos, algunos de ellos sin casco protector. Indudablemente la imprudencia tuvo mucho que ver. Pero quizás también el desconocimiento. Por tanto, sería buena idea hacer que quienes protagonicen accidentes de tránsito donde la imprudencia esté presente, deban hacer un curso de manejo. Que se les suspenda la licencia hasta tanto no aprueben ese curso. Porque no solamente son un peligro para ellos mismos, sino para la sociedad.
En países desarrollados es una medida que da muy buenos resultados, así que aquí no tiene que ser diferente. Más que lomadas y más que multas, el que estos infractores “pierdan tiempo” tomando un curso de manejo, probablemente les haga pensar mejor la próxima vez que se suban a una moto o a un auto.
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