Paysandú, Lunes 14 de Marzo de 2011
Locales | 11 Mar La Escuela 58 de la zona de Las Isletas se fundó como escuela volante, pero al contar con una importante cantidad de niños se convirtió en institución rural estable.
Tomó el número 39 del establecimiento escolar que había cerrado en Paso de los Carros, en tanto su inauguración fue en 1930. Ya en 1975, durante el año de “La Orientalidad”, fue clausurada por falta de niños. Fue así que el número 39 fue asignado a la escuela de Guichón.
Según relatan quienes vivieron por los campos de Las Isletas, en la década del 30 la zona gozaba de una fuerte presencia de inmigrantes alemanes, rusos, italianos y judíos. Los lugareños vivían armoniosamente entre las actividades de la chacra y el trabajo en los cultivos, mientras los niños acudían regularmente a la escuela.
La imagen de las maestras del entonces transmitía confianza, autoridad y amistad hacia las familias que enviaban a sus hijos para instruirse en un ambiente sano. Seguramente aquellos docentes poseían una mezcla extraña de maestro de Primaria con psicólogo. Su presencia significaba contención, una palabra de aliento en momentos difíciles y una sonrisa para todo aquel niño que necesitaba un instante de cariño.
Los campos de Las Isletas eran permanentemente trabajados por dedicados chacareros, quienes desarrollaban su actividad con máquinas a vapor. Los equipos se conformaban por el foguista, encargado de suministrar la paja para alimentar el motor; el responsable de proveer agua a los equipos, los bolseros y aquellos que se dedicaban a coser.
Los campos producían trigo, maíz, lino y avena, en tanto las huertas y los árboles frutales en la escuela eran fundamentales para el sustento de las familias.
Los gurises que concurrían a la Escuela 39 asimilaban el compromiso con la tierra, contribuyendo así con los mayores, aunque sin descuidar la actividad del aula, logrando así un interesante equilibrio entre lo teórico y práctico.
Los niños llegaban de diferentes partes, pero básicamente lo hacían desde la colonia 19 de Abril, que ya estaba dividida en 104 fracciones de campo. El intercambio con otras escuelas de la zona de Esperanza, Estación Porvenir y colonia 19 de Abril, a través de campeonatos relámpago, propuestas teatrales y las tradicionales quermeses, fomentaba y reforzaba la relación entre los colonos.
Es por eso que al momento de aludir a la escuela pública en Uruguay no podemos olvidar que fue la primera señal descentralizadora del Estado, llegando a lo más profundo del territorio rural. Aunque la Escuela 39 (originalmente 58) de Las Isletas ya forme parte del pasado, este relato pretende reflejar una vez más la incidencia de estos establecimientos en lugares donde los maestros siguen creyendo que “en el país de Varela sí se puede”.
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