Paysandú, Miércoles 16 de Marzo de 2011
Rurales | 12 Mar El cambio tecnológico hacia una mejor dieta del ganado permite apuntar a dos objetivos clave: producir más y producir en forma más limpia, con menos emisiones de gases de efecto invernadero por unidad de producto. “Es una estrategia de ganar-ganar”, enfatizó el director de la Unidad de Cambio Climático del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), Walter Oyhantçabal.
Días atrás, el ministro Tabaré Aguerre, sostuvo que las principales alternativas para reducir la huella de carbono en el caso de la ganadería pasan por aumentar la agro-ecoeficiencia de los procesos, acortando los ciclos productivos y mejorando la calidad de la dieta en base a pasturas de mayor digestibilidad y uso de suplementos.
El desafío ya fue encarado a nivel privado por el establecimiento Ana Paula y el frigorífico PUL, en una experiencia donde ya se han logrado valiosas recomendaciones de manejo para bajar los efectos de la contaminación.
Oyhançabal explicó que no hay por qué sacrificar la producción, ni la productividad ni al productor para lograr bajar la huella de carbono. Sostuvo que estas son algunas de las estrategias que el MGAP está tratando de impulsar a través de sus diferentes programas de desarrollo.
La Unidad de Cambio Climático del MGAP está coordinando una mesa institucional que reúne al sector público, al sector privado y a la academia, y tres grupos técnicos integrados con INIA, Facultad de Agronomía y LATU, los que ya se han abocado al estudio de la huella de carbono en las cadenas de la carne (vacuna y ovina), la leche y el arroz, cuyos resultados serán presentados este año.
Oyhantçabal fue consultado acerca de lo que está haciendo el país, específicamente en la parte ganadera, y lo que oportunamente había señalado un polémico documento de la FAO.
“La FAO en su informe ‘La larga sombra de la Ganadería’, dijo una verdad parcial: la producción ganadera es una fuente de emisión de gases de efecto invernadero. Eso es verdad porque los rumiantes tienen la enorme virtud de transformar la fibra de los pastos en carne, que es proteína de alto valor biológico, y en esos procesos naturales generan gases de efecto invernadero. Pero la FAO no resaltó en ese informe los aspectos socio económicos y ambientales positivos de la ganadería, ni las oportunidades que existen para obtener una producción más limpia”, dijo el experto a El Observador.
Oyhançabal aseguró que en el mundo existen 3.400 millones de hectáreas de pastizales cuyo mejor destino es el pastoreo de rumiantes.
“Es claro que la humanidad necesita producir cada vez más alimentos y es impensable decir que vamos a dejar de producir y consumir carnes porque las vacas producen gases de efecto invernadero”, acotó.
El técnico del MGAP explicó que el mundo enfrenta un crecimiento fuerte de la demanda de alimentos junto al desafío de mitigar el cambio climático. “Hay que investigar y desarrollar tecnologías que permitan una producción cada vez más limpia. La solución no es producir menos alimentos, sino aumentar la eficiencia de los procesos y reducir la huella de carbono”.
Agregó que el metano que se produce en el rumen y el óxido nitroso que se produce por las deyecciones son gases de efecto invernadero importantes y contribuyen al calentamiento global. “Pero la presencia de rumiantes en los pastizales es un fenómeno natural y necesario en estos ecosistemas, para conservarlos. Fue siempre así, sobre los pastos de nuestro territorio había otros rumiantes antes de la llegada de los vacunos. Si no hubiera actividad de pastoreo, los pastizales evolucionarían hacia una fase negativa generando enmalezamiento y avance de las especies arbustivas y leñosas”, reseñó el técnico.
Oyhançabal aseguró que el desafío es una ganadería clima-inteligente, que sea capaz de producir más, pero con una huella de carbono más baja. Ese es el verdadero enfoque que hay que darle.
“Y luego la solución principal al calentamiento global y al cambio climático no hay que buscarla en los alimentos, sino en la sustitución de las energías fósiles, que son sucias, por energías limpias y renovables, y eso es posible hacerlo”, afirmó el experto. No obstante, el MGAP considera que hay que avanzar en reducir la huella de carbono de “nuestras exportaciones de origen agropecuario y por eso como país estamos participando en una Alianza Global Internacional, que hoy incluye a 31 países, y que apunta a fortalecer la investigación para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero por unidad de producto, esto es por kilo de carne y de arroz, y por litro de leche, más que en términos absolutos”.
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