Paysandú, Sábado 19 de Marzo de 2011
Opinion | 13 Mar En las últimas horas el Directorio de UTE resolvió por unanimidad adjudicar a las empresas Consorcio Venti, Fingano y Palmatir la construcción de tres nuevos parques eólicos, cada uno de los cuales tendrá una capacidad de generación de 50 megavatios y contará con 25 aerogeneradores. Los puntos donde se instalarán los proyectos son el cerro Catedral de Maldonado, el paraje Peralta en Tacuarembó y un área ubicada entre Maldonado y Lavalleja, es decir lugares donde los estudios han determinado que se da un mejor aprovechamiento de los vientos y existen posibilidades de enlace adecuadas con la red interconectada nacional, que es un factor muy importante a la hora de adoptar decisión ante los parámetros de costos.
De acuerdo a lo manifestado por el presidente del organismo, Gonzalo Casavilla, se trata de ofertas muy convenientes, “lo cual nos mostró que el proceso competitivo tiene sus resultados”. La adjudicación alcanza en su conjunto (incluida la compra de energía generada) unos 900 millones de dólares, resultando la más importante que ha hecho UTE en toda su historia, y de no surgir observaciones del Tribunal de Cuentas, se firmará un contrato con cada una de las empresas, que tendrán un plazo máximo de tres años para construir sus emprendimientos.
El consorcio venderá a UTE la energía generada por un plazo de 20 años, a un costo de 85 dólares el megavatio, lo cual implica, según detalló el jerarca, un precio superior a la hidráulica pero más barato que el costo de la generación la térmica. A la vez de reafirmar el objetivo de la empresa de incorporar a la matriz energética nacional, antes de 2015, una capacidad de generación eólica de 500 megavatios, anunció que se formulará una segunda convocatoria a interesados por otros 150 megavatios, y con la concreción de estos emprendimientos Uruguay será uno de los países del mundo con mayor porcentaje de generación eólica incorporado a su matriz energética, según explicó el director nacional de Energía, Ramón Méndez.
Por supuesto, esta comparación es muy relativa, teniendo en cuenta el tamaño y potencia instalada en el país, tan menor que no estamos en condiciones siquiera de proporcionar electricidad para la instalación de una fábrica de papel, al no contar con energía suficiente para su abastecimiento.
Por su lado el titular del Ministerio de Industria, Energía y Minería, Roberto Kreimermann, anunció que en abril se licitarán otros 150 megavatios en base a energía eólica a efectos de promover esta fuente de energía renovable frente al buen rendimiento que presentan los parques ya existentes, cuya generación supera los estándares mundiales.
Es positivo que las proyecciones energéticas para este año incluyan la duplicación de la generación actual por energía eólica a través de dos llamados, mientras se planifican los pliegos para licitar una central de ciclo combinado a efectos de asegurar el suministro de energía de base, puesto que la energía eólica tiende a variar de acuerdo a los vientos.
La apuesta a las energías renovables, que debería haber sido una constante desde hace muchos años en materia de política de Estado, a lo que deberían atenerse por lo tanto todos los organismos vinculados con el sector –ello incluye por supuesto a UTE y Ancap— ha demorado en instrumentarse en nuestro país, donde se ha perdido mucho tiempo en marchas y contramarchas por decisiones sobre todo controvertidas de UTE, mientras en estas horas nos ha llegado la mala nueva de que todo indica que el precio del petróleo seguirá la tendencia alcista ante la crisis en Medio Oriente.
Por contraste, es alentador el anuncio de esferas gubernamentales en el sentido de que en pocos años, tal vez en 2015, el panorama va a mejorar, porque vamos a contar con respaldo de generación con energías renovables que se espera situar en los 500 megavatios.
Pero aún hay mucho por hacer si realmente queremos alcanzar un mínimo de seguridad e independencia energética, puesto que un país en crecimiento demanda mayor energía, y para que ese crecimiento sea sustentable, además debe ser barata. Quinientos megavatios pueden parecer muchos en un esquema estático, pero resulta que para 2015 Uruguay habrá incrementado su consumo de electricidad en al menos 250 megavatios o quizás, quinientos. Lo que no es una mala noticia, porque significa mayor producción, bienestar y confort para la población con mayores recursos. El desafío es lograr con políticas de Estado, un crecimiento en la generación que revierta la situación actual de dependencia de nuestros vecinos, déficit de producción y generación en base a petróleo importado, para alcanzar cierta holgura que nos dé certezas de autoabastecimiento y de costos.
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