Opinion | 19 Mar En la reunión del miércoles de los cancilleres y sus colaboradores en Buenos Aires, en menos de seis horas los gobiernos de Uruguay y Argentina alcanzaron 25 acuerdos estratégicos, entre los que se destacan el dragado del río Uruguay y del Río de La Plata, tras varias décadas de un relacionamiento turbio y signado de contradicciones y demoras que al fin de cuentas terminaron perjudicando a ambos países y fundamentalmente al nuestro por el condicionamiento en el caso del canal de Martín García.
Uno de los puntos acordados, fundamental para la navegabilidad del río Uruguay, refiere a que dentro de tres meses se llame a licitación para encarar el dragado a 25 pies, desde el kilómetro 0 hasta Concepción del Uruguay, a través de un proceso que estará a cargo de la Comisión Administradora del Río Uruguay. Los ministros asumieron el compromiso de que la CARU, como ente binacional, sea quien llame a licitación por concurso de proyectos, desde el kilómetro 0 al 187 del río Uruguay.
Hubo coincidencias en ambas márgenes, por los actores involucrados, de que este paso es un logro que involucra el trabajo desarrollado por el Comité Binacional de la Hidrovía del Río Uruguay, que fue recreado en la reunión de Concepción del Uruguay del 17 de agosto, cuando los intendentes y otros actores de ambas orillas acordaron la necesidad de volcarse a trabajar juntos en pos de mejorar la navegabilidad del río.
Se acordó avanzar de forma conjunta para profundizar el río compartido a una profundidad de 25 pies, y para ello determinaron que se comience con los estudios necesarios para hacer la obra. En este sentido fue recogida la propuesta del Comité de Hidrovía y finalmente será la CARU la encargada de diseñar la licitación que comprenda el proyecto ejecutivo, el estudio de impacto ambiental y el mantenimiento de los trabajos por un término de cuatro años.
Pero seguramente uno de los aspectos más importantes es que el acuerdo entre ambos países marca el inicio oficial de un trámite que estaba totalmente paralizado en la agenda bilateral desde hace años, debido al conflicto suscitado como consecuencia de la instalación de la planta de UPM-Botnia, por la acción de los grupos activistas, que presionaron por cuanto medio estuvo a su alcance a quienes intentaran un acercamiento o encapsular el conflicto para avanzar en temas fundamentales para ambos países.
En esta instancia se acordó por fin efectuar un proyecto de dragado y balizamiento en el tramo del kilómetro cero, correspondiente a Nueva Palmira hasta Concepción del Uruguay, cubriendo una extensión de 187 kilómetros, pero mientras tanto se espera abordar en breve un dragado de emergencia parcial a 19 pies, tras haberse firmado por parte de autoridades nacionales, provinciales y municipales entrerrianas un convenio por el cual Vías Navegables de la Nación Argentina se hará cargo de esta tarea.
El dragado a 25 pies permitirá resolver algunos problemas que se ponen de relieve ante la falta de profundidad del río para encarar sobre todo el transporte de contenedores y cargas a granel desde zonas productivas de ambas márgenes, y se menciona los 25 pies porque esa es la profundidad hasta la que han llegado los estudios sobre impacto ambiental que se han encarado, lo que no quita que llegado el momento se pueda avanzar en el calado tan pronto las circunstancias lo requieren, previa realización de los estudios pertinentes.
A la vez en las últimas horas el canciller Luis Almagro, en declaraciones a El Espectador, manifestó que también se ha tenido en cuenta extender la navegabilidad hasta Paysandú, mediante el dragado del paso Almirón, que está a cargo de Uruguay a través del Ministerio de Transporte y Obras Pública, que es una obra que se ha iniciado pero que está muy atrasada, al punto que está paralizada desde antes de fin de año y recién hace pocos días se llevó la draga para su reparación en el astillero de Carmelo.
Más allá del tiempo perdido, y de que en este tema a una mano de cal ha seguido una de arena, generalmente por problemas burocráticos y desentendimientos, es plausible que se haya tomado conciencia sobre la importancia de acordar para impulsar este proceso, dejando atrás la irracionalidad con que se opusieron sistemáticamente al desarrollo los activistas de Gualeguaychú y que arrastraron en su delirio a muchos actores de la vecina orilla, por lo que podemos decir que a esta altura se ha desbrozado buena parte del camino común a recorrer en el marco de la integración y el desarrollo del corredor uruguayo-argentino del río Uruguay.