Opinion | 21 Mar La relación entre Argentina y Uruguay está pasando por una nueva fase, en la que los gobiernos afirman que todo está bien, aunque la mayoría de los uruguayos todavía tiene el amargo sabor de los cortes de puentes y los vaticinios apocalípticos de contaminación de la entonces Botnia. Y vimos cómo el gobierno argentino no movió ni un dedo para impedir semejante atropello y escuchamos estupefactos al ex presidente Néstor Kirchner decir en octubre de 2010 a los autodenominados asambleístas de Gualeguaychú, durante una visita a Entre Ríos: “Para el gobierno sigue siendo y siempre fue una causa nacional. Nunca los defraudamos”.
Cuando todavía los uruguayos tienen el amargo recuerdo de los efectos económicos, especialmente sobre los locales ubicados en la cabecera del puente internacional “General San Martín”, se hacen públicos los cables de Wikileaks que señalan –y no hacen más que confirmar lo que la mayoría pensaba-- que los piqueteros recibían el pago de “arriba” para llevar a cabo su tan agresiva lucha contra la planta de celulosa.
No obstante, hoy ambos países encararon un nuevo desafío: unirse para lograr organizar el Mundial de Fútbol 2030. Los cancilleres Héctor Timerman y Luis Almagro se reunieron, conformaron una comisión y anunciaron la promoción de la candidatura de la sede. “La posibilidad de hacerlo es muy concreta teniendo en cuenta que se cree que le puede tocar a Europa ser sede del Mundial en 2026 y deseamos que en 2030 se realice en el Río de la Plata”, dijo el ministro argentino de Turismo, Enrique Meyer. “Es positivo que a 100 años del Mundial que organizó Uruguay, nuestros pueblos puedan dar esta señal homenajeando a aquellos pioneros”, agregó la subsecretaria del Ministerio uruguayo de Turismo y Deporte, Lilián Kechichián.
¿Está la relación con Argentina lo suficientemente fortalecida para encarar semejante emprendimiento? ¿No será que está pegada con cascola y falta reparar los daños? ¿Sería una forma de intentar remendar la relación? Nos une la historia y las tradiciones pero ¿se mantiene la hermandad o solo pasamos a ser vecinos que no tienen más que soportarse?