Opinion | 24 Mar A escasas semanas del feriado del Carnaval las autoridades uruguayas y argentinas trabajan para tratar de realizar coordinaciones a los efectos de agilizar la circulación en los pasos fronterizos del litoral del río Uruguay y evitar demoras a turistas y vecinos.
Después de la mala experiencia que significó el regreso hacia Argentina durante el feriado de Carnaval, la meta es mejorar la infraestructura logística y contar con más funcionarios para que los turistas no se vean obligados a tener largas esperas para cruzar hacia uno u otro lado del río.
Como se recordará en el asueto anterior, hubo colas de unos ocho kilómetros para acceder al puente General San Martín en Fray Bentos y de unos tres kilómetros de extensión para cruzar por el puente General Artigas, en Paysandú. Para cualquier turista este tipo de situaciones no sólo es una demora en el viaje, sino un elemento que puede llegar a desalentar a emprenderlo de nuevo en una próxima ocasión, en especial si se trata de una estadía corta. Y resulta claro que eso a ningún país le sirve.
Si tenemos en cuenta la importancia de la contribución del turismo en el ingreso de divisas al país y que el año pasado éstas fueron superiores a los ingresos de la exportación de carne, no hace falta ser demasiado inteligente para caer en la cuenta que situaciones de ese tipo no pueden volver a repetirse.
Todo esto está en el meollo de la premura del gobierno uruguayo por solucionar las cosas y de la prueba de fuego que será la Semana de Turismo.
Por otra parte, en los últimos días el subsecretario del Ministerio de Relaciones Exteriores, Roberto Conde, informó que Uruguay busca impulsar una política de dinamización de las zonas fronterizas con Argentina y Brasil, que incluye avanzar “decididamente” en la libre circulación de personas sin que los Estados pierdan en seguridad. Agregó que para alcanzar la meta de la libre circulación son imprescindibles acuerdos de cooperación con las autoridades argentinas y brasileñas para compartir bancos de datos, recursos humanos y tecnología.
Indudablemente, la libre circulación es una buena meta a desarrollar en el largo plazo pero lo verdaderamente importante sería avanzar hacia la concreción de lo que ya existe en los documentos, como son los aspectos incluidos en los acuerdos del Mercosur y, además, buscar los mecanismos que permitan trámites más ágiles en la frontera. Es de esperar que las mejoras que se introducirán para Semana Santa queden establecidas en forma permanente de forma que los puentes internacionales dejen de ser un cuello de botella y objeto de disconformidades y protestas.