Opinion | 06 Abr A partir de lo que se espera será una cosecha récord de soja este año, al llegar a una superficie nunca antes lograda de un millón de hectáreas, ha surgido en toda su magnitud la necesidad de contar con canales adecuados para que esta producción llegue en tiempo y forma a los centros de distribución y exportación; esto es las terminales portuarias como Nueva Palmira, destino por excelencia de la mayor parte del grano que se cultiva en el Uruguay.
Ocurre además que en un país donde por muchos años las explotaciones agrícolas estuvieron subvaluadas, como directa consecuencia además de rezago tecnológico y escenario internacional poco propicio, entre otras motivaciones, el boom agrícola nos ha encontrado sin haberse abordado las obras en infraestructura que demanda un mundo globalizado en el que es vital la llegada en plazos y forma de la mercadería al lugar de destino.
Precisamente en momentos en que se está dando en la interna de la fuerza de gobierno la discusión sobre qué hacer con los ingresos extraordinarios provenientes de nuestros productos de exportación, al tiempo que algunas voces reclaman mayor carga de impuestos sobre quienes producen la riqueza, un aspecto que siempre debe tenerse presente es la apuesta al desarrollo de productos logísticos, lo que requiere sensibles inversiones en infraestructura, sobre todo en lo que refiere al transporte multimodal e incorporación de tecnología.
Una pauta de las necesidades en esta materia nos la da el ingeniero agrónomo Eduardo Blassina, director de la Consultora Blassina y Asociados, quien analiza para el suplemento Economía y Mercado del diario El País el escenario nacional en esta materia, que refiere entre otros aspectos a un incesante aumento de costos de producción pero también a carencias que a esta altura ya son crónicas y que requieren respuestas lo antes posible.
Para Blassina, se da por un lado que la producción agropecuaria ha crecido sustancialmente, pero no ha aumentado en forma paralela la capacidad del transporte de carga, no se han construido nuevos puertos ni ampliado lo suficiente la capacidad de los ya existentes, en tanto tampoco ha sido significativo el ritmo del mantenimiento vial.
A ello debe agregarse que tenemos un ferrocarril prácticamente inexistente y que tiene nula o escasa participación en el traslado de soja hacia los puertos, cuando en otros países son pieza clave, como debe ser, por su característica de flete barato en relación con el camión, sobre todo en estos casos de cargas de gran volumen y bajo valor relativo.
Blassina destacó que “en el mes de mayo se va a producir un cuello de botella para cargar las cosechas récord de soja y arroz, lo cual va a generar necesidades urgentes y costos mayores, dado que el puerto de Nueva Palmira se satura con gran facilidad”.
Ello explica que se esté requiriendo cada vez con mayor asiduidad los servicios del puerto de Paysandú para el transporte de granos en barcazas, y en breve se concretarán embarques de soja desde la terminal local hacia Nueva Palmira, al punto que ya la empresa Nobleza Naviera ha dejado en el puerto en forma permanente una grúa de gran capacidad a efectos de la carga a granel, y que en estos momentos está trabajando en la descarga del azúcar crudo de Azucarlito.
Y el puerto sanducero está ubicado en un lugar clave para el transporte fluvial de esta mercadería, desde que todavía la lejanía con Nueva Palmira permite que resulte conveniente la carga en barcazas respecto a otros medios de transporte, lo que no ocurre por ejemplo con Fray Bentos, cuya cercanía no justifica el manipuleo del camión al barco y el trasiego a buques de exportación.
Es que logística significa el puente entre la producción y el mercado, por lo que la eficiencia de este sector es fundamental en el esquema de competitividad de los sectores productivos como elemento facilitador del acceso a los destinos de nuestros productos.
Y cuando hablamos de infraestructura imprescindible para el desarrollo es impensable dejar todo en manos del Estado, sino que debe promoverse una interacción profunda entre los actores público y privado en todos sus aspectos, particularmente en el transporte, aunque hay áreas en las que el Estado debe ser el principal actor, como ha ocurrido con la incorporación de infraestructura en el puerto de Paysandú, que pertenece a la Administración Nacional de Puertos (ANP), que podría interactuar con puertos privados, como Casa Blanca llegado el caso, además de Concepción del Uruguay.
Para el desarrollo de la logística se requiere por lo pronto alcanzar una visión integral de la cadena, mejorando los niveles de eficiencia, y pese a que la complementariedad entre los sectores públicos y privado ha avanzado en los últimos años, es preciso seguir desarrollando infraestructura, capacitando recursos humanos y trabajar de consuno en promoción, a efectos de potenciar el apoyo a la exportación a través de la herramienta logística, sin cortoplacismos, para un crecimiento con desarrollo.